Si alguna vez has visto publicidad de Dubái, recordarás una imagen: la de una isla artificial sobre la que se alza un hotel con forma de vela. Se trata del Burj Al Arab Jumeirah y su forma no es su única particularidad.
Es el hotel más lujoso del mundo, el único de siete estrellas y el único que recibe a sus huéspedes en una plataforma para helicópteros a más de 200 metros de altura.
Como alternativa, pueden acompañarlos desde el aeropuerto en un elegante Rolls Royce.
El helipuerto se ha transformado en pista de tenis en contadas ocasiones –no hace falta decirlo, la más alta del mundo–, y en ella disputaron un partido Roger Federer y Andre Agassi.
Estamos hablando de un hotel en el que se han hospedado algunos de los personajes más famosos del mundo. Una semana en este estupendo hotel puede costar 100.000 dólares pero, ¿qué lo hace tan excepcional?
Aquí todo es extraordinario, además de contar con todo tipo de comodidades, como balnearios, piscinas, un servicio extremadamente diligente, decoración elegante, fuentes y excelentes restaurantes. Buen ejemplo de ello es la terraza que se adentra 100 metros en el Golfo Pérsico, construida en Finlandia y transportada en barco hasta Dubái. Cuenta con palmeras, cabinas privadas con aire acondicionado y dos inmensas piscinas. Pesa 5.000 toneladas y se sostiene sobre 90 pilares de acero.
Su construcción supuso todo un reto, no solo porque se alza en una isla artificial, sino también por su situación geográfica; se encuentra en una zona afectada por fuertes vientos del océano y a tormentas de arena que provienen del desierto cercano.
El clima local pone a prueba la resistencia del alto y estrecho edificio, pero cuenta con un esqueleto de acero que lo sostiene, dotado de sistemas que, de vez en cuando, vuelven a equilibrar la estructura para que no sufra daños.
Curiosidad: una media de cuatro veces al año, se realiza una limpieza profunda del exterior para eliminar toda la arena que el viento transporta hasta aquí. Un equipo de profesionales especializados se cuelga de las paredes de noche, cuando el sol ya se ha escondido, y tarda 14 noches en completar el trabajo.
