Como ya te he adelantado en la presentación de Jumeirah, a lo largo de la costa de Dubái destaca por su belleza y originalidad una enorme isla que, vista desde lo alto, reproduce la forma estilizada de una palmera: Palm Jumeirah.
Si te estás preguntando qué puede haber llevado a alguien a invertir sumas astronómicas de dinero en este disparatado proyecto, debes saber que en realidad existe una razón de peso: la costa de Dubái no es muy amplia, y hay una demanda altísima de residencias frente al mar de gente adinerada que ha elegido este destino para vivir o para venir de vacaciones.
La construcción de Palm Jumeirah ha añadido 70 km de longitud a la costa, y en las zonas de la isla que reproducen las hojas de la palmera se han construido 5.000 chalés exclusivos, vendidos a precios desorbitados. Las que se encuentran en la punta de las hojas, que disfrutan de unas mejores vistas, pueden costar más de 50 millones de dólares.
De la isla, puedes visitar fácilmente la parte central, el tronco, donde se alzan algunos de los mejores hoteles de Dubái. El primero es el maravilloso Hotel Atlantis, que se encuentra cerca del parque acuático más asombroso de la ciudad, Aquaventure, donde te recomiendo que pases un día entero.
El medio de transporte más cómodo y fascinante para llegar al extremo es el Dubai Monorail Jumeirah, desde el cual se disfruta de una óptima vista panorámica al estar sobreelevado. Durante el trayecto se pueden ver las estupendas mansiones privadas, con jardines y piscinas, y contemplar el horizonte de la ciudad.
Curiosidad: para evitar que el mar erosione los cimientos de la isla, construidos con 150 millones de toneladas de arena y rocas extraídas del fondo oceánico, se realizó una barrera artificial para la cual se emplearon otros 7 millones de toneladas de sedimentos.
Pero, ¿cómo pudieron acumular tanto material? Se preparó toda una flota de medios capaces de drenar el fondo oceánico y de extraer 100 toneladas de arena por semana.
