Battery Park es uno de los parques más antiguos de Nueva York. Su nombre hace referencia a la batería de cañones que en el siglo XVII defendían el puerto de la originaria colonia holandesa de Nueva Ámsterdam.
Este asentamiento inicial se amplió a principios del siglo XIX y, en previsión de la guerra de 1812, se construyó el Castle Clinton, una fortaleza semicircular que actualmente alberga un centro de interpretación y, sobre todo, las taquillas de venta de billetes de los ferris de la isla de la Libertad y la isla de Ellis.
Así que, si quieres ir a alguna de estas dos islas, tendrás que cruzar obligatoriamente las paredes de ladrillos rojos de este edificio militar y respirar las historias que encierra que, como descubrirás dentro de poco, no son pocas. De hecho, esta fortaleza, una vez mermada su función estratégica, se usó primero como un teatro, al parecer, uno de los mejores de los Estados Unidos y, después, como centro de acogida para inmigrantes, a la espera de que se terminara el edificio de la isla de Ellis, mucho más grande. Por si todo esto no fuera suficiente, a finales del siglo XIX se instaló aquí el adorado Acuario de Nueva York, uno de los primeros del país.
Además de este edificio principal, en Battery Park encontrarás varios monumentos dispersos, algunos de ellos conmemorativos, dedicados a personajes famosos y héroes de todos los tiempos.
Ahora, pon el audio en pausa y dirígete al Seaglass Carousel.
Esta curiosa estructura, visitada por niños de todas las edades, sorprende ya desde el exterior con la particular forma en espiral de su pabellón de cristal y acero, que recuerda al Nautilus. Si entras, tendrás la sensación de estar bajo el mar, rodeado de peces artificiales, iluminados con diferentes colores, que evocan la bioluminiscencia oceánica; un verdadero espectáculo submarino sin necesidad de mojarte.
Curiosidad: la parte del parque que da a la bahía la ocupa The Bosque, un bosque urbano en toda regla formado por más de 30.000 plantas perennes. Si te apetece perderte entre sus senderos, ten cuidado con la traviesa fuente circular: ¡aquí corres el riesgo de mojarte de verdad!
