MUSEO METROPOLITANO DE ARTE

Los Músicos De Caravaggio

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español Idioma: español
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En la espectacular sección dedicada a la pintura del siglo XVII, el Museo Metropolitano alberga tres cuadros de Caravaggio: una delicada Sagrada Familia con San Juan Bautista, una potente versión de El tañedor de laúd y, sobre todo, una de las composiciones más intrigantes y misteriosas, normalmente llamada Los músicos, que encierra alusiones secretas. Descrita por fuentes de la época como «una música de algunos jóvenes bastante bien retratados del natural», el lienzo no ha llegado hasta nuestros días en muy buenas condiciones. La pintura resulta empobrecida a causa de labores de limpieza demasiado agresivas, y la partitura que aparece en primer plano, borrada casi por completo, demuestra que los efectos de claroscuro y las veladuras se han perdido. A pesar de todo, el cuadro conserva una fascinación ambigua, y ha suscitado innumerables interpretaciones, a veces contrastables, que van desde una presunta declaración de homosexualidad a una compleja referencia religiosa.

El cuadro, cuya realización podría fijarse en torno a 1596, marca un punto de inflexión en la carrera de Caravaggio, que unos años antes se había mudado a Roma pero le costaba salir de la pobreza de los callejones. Desde este momento, el pintor entra en el estrecho círculo de los coleccionistas y los mecenas.

En un contexto aparentemente realista, con algunos chicos representados con vestimenta clásica en un pequeño concierto, sorprende una figura alada a la izquierda, dispuesta a coger un racimo de uvas; ¿se trata de un ángel? ¿Del dios del Amor? Además, el título tradicional de la obra en italiano, Concerto, tampoco convence: los personajes no están tocando, en todo caso se encuentran en el momento previo a la ejecución de un concierto, en una fase preparatoria y de estudio.

La composición de los cuatro personajes es muy compleja, todos jóvenes y semidesnudos, y se disponen de forma articulada en el reducido espacio del lienzo. La colocación en primer plano del personaje que se encuentra en el centro de la escena, muy cerca del espectador, intensifica una sensación de presencia amenazante de la que no se puede huir.

 

Curiosidad: es probable que se trate de la primera obra que el pintor realizó para el cardenal Francesco Maria del Monte, figura muy importante de la curia papal de Roma. El cardenal, que fue el verdadero primer mecenas de Caravaggio, también poseía talento musical: gracias a él, el pintor desarrolló una predilección especial por los instrumentos y los sujetos musicales. Las partituras impecables y los instrumentos presentes en distintas pinturas de juventud demuestran un profundo conocimiento de la materia.

 

 

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