El Washington Square Park es el parque más popular del barrio de Greenwich Village, también conocido simplemente como el «Village». No solo los residentes frecuentan este espacio verde, sino también multitud de estudiantes universitarios, dada la cercanía con la Universidad de Nueva York, cuyos edificios, de distintos estilos arquitectónicos, rodean casi por completo el perímetro rectangular del parque. A este nutrido público se añaden diversos artistas callejeros que dan conciertos de jazz improvisados, concentrados ajedrecistas que juegan complicadas partidas en mesas dedicadas para ello, y numerosas ardillas, que brincan tranquilas entre los parterres perfectamente cuidados.
Como habrás observado, el parque está dominado por un imponente arco: el Stanford White Arch, mejor conocido como Washington Square Arch.
Este arco del triunfo, que ahora es de mármol, antes era de madera y yeso y se erigió en 1889 como conmemoración del centenario de la presidencia de George Washington. Colócate delante de la gran fuente central que lo precede y mira a través del arco central...
¿Lo ves? Es él, el omnipresente Empire State Building, artísticamente enmarcado por este monumento gracias al juego de perspectivas. Además, a tu derecha, pocos pasos más allá, se encuentra la estatua de Garibaldi que el colectivo italiano regaló a la ciudad, representado en una pose heroica sobre un pedestal.
Que no te sorprenda si en estos momentos, en este oasis de paz, se está celebrando un mitin político. Aquí, desde siempre, tienen lugar este tipo de actos, a los que recientemente se han sumado famosos eventos socioculturales. Entre estos últimos, se encuentran un popular festival de música en verano y, en invierno, la ceremonia del encendido de las luces del árbol de Navidad que se monta bajo el arco, ambos eventos organizados por la legendaria asociación de vecinos del parque.
Me despido con una curiosidad: este parque tan animado y lleno de vida albergaba hasta hace casi dos siglos la muerte, o mejor dicho, los miles de cadáveres, que aún siguen enterrados, de desconocidos e indigentes junto con las víctimas de una tremenda epidemia de peste amarilla sepultados en este espacio, que en su día fue un cementerio fuera de las murallas.