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En sus dieciocho mil metros cuadrados de exposición, el Museo Hirshhorn presenta sugestivas obras de artistas contemporáneos. Además de la preciada colección de esculturas de Henri Matisse, te recomiendo la sala dedicada a Pablo Picasso, rica en grabados y dibujos, donde puedes ver su Almuerzo campestre, una interpretación cubista del famoso cuadro de Manet.

 

También te recomiendo el conjunto de obras de Francis Bacon, el pintor inglés más importante del siglo pasado. Aquí puedes encontrar uno de los 43 cuadros que el pintor dedicó al estudio del Retrato del Papa Inocencio, su serie más famosa.

 

Hay también dos cuadros de Lucian Freud, el célebre retratista británico que pintaba cuerpos desnudos, flácidos y muy poco atractivos, como símbolos de la decadencia y de la fragilidad del ser humano.

No te será difícil identificar sus dos grandes lienzos. El cuadro titulado Desnudo con una pierna levantada nos muestra a un hombre con sobrepeso, calvo y completamente desnudo, recostado en el suelo con las piernas abiertas, una de ellas apoyada sobre una cama. La obra Retrato nocturno tiene como protagonista a una mujer pálida de mediana edad, desnuda y tumbada sobre una sábana blanca.

 

En especial, te recomiendo la sala dedicada a Edward Hopper, el pintor estadounidense que mejor ha sabido representar la cotidianidad y la soledad del individuo en la sociedad moderna. En todos sus lienzos puedes advertir el uso refinado del color y de la luz, pero te invito a que te detengas en el cuadro Hotel by a Railroad, «El hotel junto a la autopista», que retrata a un hombre de pie frente a la ventana, como sucede con frecuencia en los lienzos de Hopper, con total indiferencia hacia su pareja, que está leyendo en el sofá. También es muy conocida la obra Eleven A.M., «Las once de la mañana», que a pesar de ser uno de los primeros cuadros del artista, presenta ya muchos de los rasgos característicos de su pintura: el sujeto, en este caso una mujer, frente a una ventana iluminada, la soledad y el ambiente de desolación.

 

Curiosidad: el sentido del color de Edward Hopper era tan sofisticado que numerosos directores de cine han intentado imitarlo. Por ejemplo, Alfred Hitchcock se inspiró en su «hotel junto a la autopista» para la película de Psicosis, mientras que Ridley Scott ha declarado que la fotografía y la luz de Blade Runner imitan los cuadros del artista.

 

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