El Templo de Atenea Niké, o Atenea Victoriosa, es el más pequeño de la Acrópolis, y fue construido por el arquitecto Calícrates alrededor del 420 antes de Cristo, cuando la edad de oro de Atenas empezaba a languidecer. Su pequeño tamaño no es sinónimo de menor calidad: el mármol proviene del monte Pentélico, y con el trascurso de los siglos ha adquirido el característico y maravilloso tono dorado. El estilo es completamente jónico, con delgadas columnas en ambos lados.
El templo se alza justo al borde del precipicio cerca de los Propileos. Según la leyenda, el rey Egeo se lanzó al vacío desde aquí al ver que llegaban barcos con velas negras, creyendo que anunciaban la muerte de su hijo. Para embellecer el lugar y evitar que otros siguieran el mismo camino, se rodeó el edificio de una balaustrada esculpida con escenas de Atenea Niké realizando diversas actividades. Uno de los relieves más famosos muestra a la diosa atándose una sandalia.
Estas esculturas también se encuentran en el Museo de la Acrópolis.
El templo albergaba la estatua de madera de Atenea Victoriosa con una granada en la mano, símbolo de prosperidad. Aquí, la diosa estaba representada sin alas, siempre presentes en la figura de la victoria, porque se pretendía impedir que Atenea abandonara la ciudad.
Como ya te he contado, los venecianos atacaron la Acrópolis. Para defenderse, los turcos demolieron el pequeño templo para construir un bastión defensivo cerca de los Propileos. En el siglo XIX, gracias a la paciencia de los arqueólogos, se recuperaron los trozos y reconstruyeron el templo.
Ahora, pon el audio en pausa y dirígete a la izquierda, hacia el borde del precipicio.
Asómate al increíble panorama de la empinadísima escalinata que desciende en forma de embudo hasta el fondo; verás un pequeño anfiteatro con el espacio semicircular de la orquesta y el del escenario, cerrado por una gran pared que un tiempo estuvo ricamente decorada con columnas. Es el Odeón, un pequeño teatro dedicado a actuaciones musicales. Lo mando construir Herodes Ático, un rico magnate, entre el 161 y el 174 antes de Cristo, en memoria de su mujer.
Curiosidad: Herodes Ático, aunque nació en Atenas y era hijo de un banquero ateniense, fue un cónsul romano que se convirtió en gobernador de Grecia y en uno de los hombres más ricos de la época.