El Ritón con forma de cabeza de toro es una obra magnífica. Se realizó en torno al siglo XVII a. C. y se colocó en una tumba real en Micenas junto con un ajuar funerario de excepcional riqueza, lo que concuerda con los príncipes guerreros de Micenas, ciudad que Homero definió como «dorada».
El Ritón es una jarra que se caracteriza porque no se puede apoyar, ya que carece de pie, y porque la parte inferior está perforada para obligar a beber hasta que se acabe el líquido que contiene. En la Antigüedad, estas jarras se solían hacer en forma de cuerno o de cabeza de animal.
Como ya habrás intuido, este no era un objeto de uso cotidiano, sino que se usaba solo en ocasiones especiales; de hecho, tenía un carácter ritual. Y el que tienes frente a ti, de plata y oro, pertenecía indudablemente a un noble, vinculado a los valores aristocráticos de la caza y la guerra. El Ritón, una vez lleno, se vaciaba inmediatamente, lo que conducía a un estado de ebriedad.
Los cuernos, la roseta en la frente, los ojos y la boca del toro están chapados en oro, probablemente para recordar la costumbre micénica de ponerse los cuernos de los toros destinados al sacrificio. El culto al toro, que alude a la fuerza física, está documentado de manera generalizada en el mundo griego de hace 3.500 años: en el palacio de Cnosos, en la isla de Creta, hay pinturas de los atletas que participan en peligrosos ejercicios con un toro gigante y los palacios estaban adornados con majestuosos cuernos de piedra.
De esta sala, también te recomiendo los Vasos de Vafio, realizados en oro en su totalidad. En ellos se muestra, con una maestría incomparable, la captura de los toros salvajes: mientras que uno está atrapado en una red, otro pisotea a un cazador y cornea a un segundo con gran realismo y salvaje violencia.
Curiosidad: ¿sabes de qué estaban hechos los vasos normales en la Antigüedad, antes de que se inventara el vidrio y la cerámica? Se hacían con cuernos vacíos de animales. El Ritón con forma de cabeza de toro también deriva de estos recipientes.