La Rocca Maggiore domina la ciudad de Asís con sus formas geométricas y su blanquecina superficie. Las altas y largas murallas y las formidables torres transmiten una fuerte sensación de fuerza y te llevan a pensar que la fortaleza protegía perfectamente la ciudad. Pero su función original en realidad era otra.
Empezaré por contarte las primeras noticias que se tienen de este castillo para que puedas sacar tus propias conclusiones. A finales del siglo XII, Federico Barbarroja, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que abarcaba Europa central y el centro-norte de Italia, envió a un representante para que controlara Asís, que luchaba por conseguir la autonomía municipal. Como podrás imaginar, este representante no era muy querido en la ciudad, y para sentirse seguro se alojaba en la fortaleza, donde también se trasladó el emperador durante un tiempo.
Pero la fortaleza no era la que ves ahora. Pocos años más tarde, quizás cuando vivía en ella el futuro gran emperador Federico II, que en la época tenía 4 años, un levantamiento popular la destruyó y quedó abandonada.
Y así, el castillo permaneció en ruinas hasta mediados del siglo XIV, cuando apareció el cardenal Albornoz, el hombre que en nombre del Papa había sometido por las armas a buena parte del centro de Italia. Fue él quien reconstruyó la fortaleza como la vemos hoy para sofocar las ambiciones de independencia de los ciudadanos de Asís. La fortaleza se reforzó más tarde con torreones circulares equipados con cañoneras. Sin embargo, tras la unificación de Italia, la población devastó el odiado símbolo del poder papal.
Observa las largas filas de ménsulas en la parte superior de las murallas y torres: sostenían los balcones desde donde, a través de trampillas, se dejaba caer sobre los enemigos todo tipo de materiales.
Me despido con una curiosidad: a principios del siglo XVI, en la Rocca también vivieron César Borgia y su hermana Lucrecia, protagonistas de oscuros eventos renacentistas que unían lujuria y sed de poder.
