Sin duda, un paseo en barco es la mejor manera de apreciar plenamente Capri, una de las islas más encantadoras y conocidas del Mediterráneo. Desde el mar, podrás contemplar atracciones como: el imponente faro de Punta Carena, que data de 1867; la Torre della Guardia; los restos de fuertes construidos por los británicos a principios del siglo XIX; o los famosos Faraglioni, tres espectaculares formaciones rocosas que surgen directamente del mar.
El barco es también el único medio para visitar la magnífica Gruta Azul, un espectáculo natural que no te puedes perder.
En cualquier caso, te aconsejo llevar calzado cómodo y lanzarte a descubrir esta maravillosa isla.
Como sabes, uno de los símbolos de la vida social es la Piazzetta, cuyo nombre oficial es Piazza Umberto I, un animado salón al aire libre donde lugareños y visitantes se mezclan en un ambiente cosmopolita. Pero, además de todo esto, ¿qué más se puede ver en Capri?
En primer lugar, profundicemos un poco en la historia de esta isla de piedra caliza de aproximadamente diez kilómetros cuadrados que la naturaleza y el hábil trabajo del hombre han convertido en una auténtica joya.
La isla fue habitada por primera vez por los griegos en el siglo VIII a. C. y, más tarde, se convirtió en un popular lugar de vacaciones bajo el Imperio Romano. El emperador Augusto y su sucesor, Tiberio, sentían especial predilección por Capri. Este último llegó a construir allí una docena de villas espectaculares, entre ellas la famosa Villa Jovis, donde se trasladó a vivir mientras seguía gobernando el imperio.
Hablando de villas, me gustaría señalar que, no lejos de los restos de la gran villa de Tiberio, se puede visitar una espléndida construcción de principios del siglo XX, Villa Lysis, que esconde una historia fascinante.
Además del centro de Capri, te recomiendo subir en el cómodo telesilla al Monte Solaro, el mejor mirador de la isla, y visitar Anacapri.
Más adelante te contaré más sobre los principales puntos de interés de la isla.
¡Disfruta!
Curiosidad: el nombre de la isla, según los historiadores, podría derivar de la palabra griega kapros, que significa jabalí, o del latín caprae, que significa cabras. Dado que, antiguamente, Capri estaba poblada por ambas especies, no hay una respuesta certera.
