Tiberio fue el segundo emperador romano, en el cargo desde el año 14 hasta el 37 d.C. Fue el hijo adoptivo y sucesor de Augusto, el primer emperador, y miembro de la dinastía Julio-Claudia.
Antes de convertirse en emperador, Tiberio fue un exitoso comandante militar y un político respetado, conocido por su habilidad estratégica e inteligencia. Cuando Augusto murió en el año 14 d.C., Tiberio se convirtió en su sucesor.
Su reinado estuvo marcado por una serie de éxitos y controversias. Durante los primeros años, Tiberio mantuvo la paz y se centró en la gestión eficiente del imperio. Sin embargo, con el tiempo, se volvió cada vez más desconfiado y suspicaz hacia la nobleza romana y las instituciones políticas. De hecho, es recordado a menudo por su difícil relación con el senado y su política de represión hacia quienes percibía como amenazas a su poder, quienes a menudo eran procesados por traición y luego ejecutados.
Entre los temas más controvertidos de su reinado se encuentra su política fiscal, con la introducción de nuevos impuestos que provocaron descontento entre la población. Además, su decisión de retirarse a vivir a Capri, lejos de Roma, dejando gran parte del poder en manos de hombres de confianza, condujo a un período de gobierno relativamente ineficiente y corrupto.
Cuando murió en el año 37 d.C., fue sucedido por su sobrino, Calígula. Su figura ha sido objeto de interpretaciones contrastantes: algunos historiadores lo ven como un gobernante competente pero severo, mientras que otros lo consideran un tirano paranoico y cruel.