Oscar Niemeyer, nacido en 1907 en Río de Janeiro, fue uno de los arquitectos más célebres del siglo XX. Pionero en el uso creativo del hormigón armado, colaboró con Le Corbusier y se hizo conocido por el empleo de formas fluidas y curvas sensuales. A pesar de ser un defensor del utilitarismo en arquitectura, sus obras no carecían de calidez y vitalidad, caracterizadas por una sensibilidad escultórica.
Niemeyer nació en una familia de origen alemán y, tras completar sus estudios universitarios en ingeniería y arquitectura, comenzó a trabajar en el estudio de Lúcio Costa y Carlos Leão. Estuvo involucrado con el Partido Comunista brasileño y se vio obligado al exilio durante la dictadura militar. Durante este período, trabajó en proyectos en Europa y en el Medio Oriente, dejando una huella indeleble en la historia de la arquitectura moderna.
Uno de sus proyectos más famosos fue Brasilia, la nueva capital de Brasil, diseñada junto a Lúcio Costa. La ciudad, completada en solo cuatro años, representaba un ejemplo de planificación urbana moderna y socialista. Niemeyer creó numerosos edificios icónicos, como la catedral hiperboloide y el Palacio del Congreso Nacional, caracterizados por sus curvas distintivas y el uso innovador del hormigón armado.
A lo largo de su carrera, Niemeyer recibió numerosos reconocimientos, incluido el prestigioso Premio Pritzker en 1988. Continuó trabajando hasta su muerte en 2012, a casi 105 años de edad, dejando una marca indeleble en el panorama de la arquitectura mundial. Sus obras siguen siendo admiradas por su belleza e innovación, y su espíritu rebelde e idealista sigue inspirando a arquitectos de todo el mundo.