La cabeza de la emperatriz Teodora es una scultura marmorea, posiblemente retrato de la emperatriz Teodora. Muestra a una mujer de rostro maduro con pómulos prominentes. Aunque su conservación no es óptima, se aprecia una cofia y un diadema de perlas. Descubierta en Milán en 1846, se atribuye a Teodora por su semejanza con el mosaico en Rávena. La rareza y unicidad de la obra la convierten en notable.