L'obelisco de la Inmaculada, en la plaza del Gesù Nuovo de Nápoles, es una obra barroca erigida en el siglo XVIII. Con 22 metros de altura, fue encargada por el jesuita Francesco Pepe. La estructura, adornada con esculturas de Matteo Bottiglieri y Francesco Pagano, celebra la Inmaculada Concepción. Cada 8 de diciembre, se coloca una corona de flores en la estatua en honor a la Inmaculada. Inspirada en las máquinas festivas de la época, la obra es un notable ejemplo de la escultura barroca napolitana. La leyenda cuenta de un velo que, visto desde atrás, forma un rostro esquelético simbolizando la muerte, con un cetro en la mano.