la Catedral, la iglesia más grande e importante de la ciudad.
La grandiosa Catedral de Palermo, dedicada a la Virgen de la Asunción, nació en la época normanda tras una especie de disputa entre el poder del rey y el del obispo.
El rey normando Guillermo II, llamado «el Bueno», quería construir una nueva catedral en Monreale, y creó una maravilla sin precedentes. El arzobispo Gualtiero Offamilio, que se oponía a la decisión del rey, decidió entonces demoler la antigua catedral de Palermo y construir una nueva que superara la de Monreale.
La nueva y magnífica iglesia se consagró en 1185 y, en los años siguientes, se continuó con la construcción de la fachada y el porche sur. Posteriormente, el edificio sufrió varias modificaciones hasta la radical transformación que llevó a cabo entre 1781 y 1801 el florentino Ferdinando Fuga, uno de los arquitectos más de moda de la época: consistió en añadir las capillas y cambiar el aspecto general incluyendo la gran cúpula.
La cara principal de la catedral no es la fachada, sino el largo lateral que da a la plaza de la Catedral. Desde aquí se puede admirar la gran iglesia en toda su extensión, dominada por la alta cúpula del siglo XVIII y concluida, en los extremos, por delgados campanarios. En la parte superior de las paredes de la nave principal, detrás de las pequeñas y coloridas cúpulas del siglo XVIII, se puede reconocer la mampostería normanda, con insertos decorativos de piedra volcánica, que se conserva durante casi todo el muro exterior. Si excluyes las transformaciones posteriores, verás que originalmente era muy similar a un palacio fortificado, un símbolo evidente del gran poder político que tenía el arzobispo Gualtiero Offamilio.
El elemento más llamativo es el magnífico pórtico con tres arcos ojivales, obra maestra del estilo llamado gótico florido por su riqueza decorativa.
Antonio Gambara, que también diseñó el portal gótico en 1426, mandó construir el pórtico en 1453.
Curiosidad: dice una leyenda que el rey Guillermo murió de envidia después de ver el exterior de la catedral construida por el arzobispo Offamilio, temiendo que el interior fuera aún más bello y superara su catedral en Monreale.