El arrianismo es una corriente religiosa que fue popular en los primeros siglos después de Cristo. Fue fundada por Arrio, un sacerdote de Alejandría, Egipto, de quien tomó el nombre "arrianismo". Esta religión se basaba en algunos conceptos diferentes al cristianismo tradicional, especialmente en lo que respecta a la naturaleza de Jesucristo.
De hecho, el arrianismo sostenía que Jesucristo, aunque es un ser divino y superior a los seres humanos, no es igual al Padre Dios. Según Arrio, Jesús fue creado por Dios; por lo tanto, no es eterno y no es Dios. Esta es la diferencia más grande con el cristianismo tradicional, que cree en la Trinidad, donde el Padre, el Hijo (Jesús) y el Espíritu Santo son todos eternos e iguales, formando un solo Dios en tres personas distintas.
Además, mientras que el cristianismo tradicional ve la muerte de Jesús en la cruz como un sacrificio que salva a todos los que creen en él, el arrianismo ponía más énfasis en el papel de Jesús como la primera y más perfecta de las criaturas de Dios, pero no necesariamente con el mismo poder de redención universal atribuido a él por la doctrina trinitaria.
En general, el arrianismo veía una mayor separación entre Dios Padre y Jesús, su Hijo. Mientras que el cristianismo habla de una relación íntima e inseparable entre las tres personas de la Trinidad, el arrianismo subrayaba que solo Dios Padre era "no creado" y supremo.
El arrianismo fue muy influyente, especialmente entre algunos grupos bárbaros como los godos y los vándalos, y llevó a muchos debates y conflictos teológicos en los primeros siglos del cristianismo. Sin embargo, fue oficialmente condenado como herejía en el primer gran concilio de la Iglesia, el Concilio de Nicea en el año 325 d.C., y gradualmente perdió seguidores hasta desaparecer.
Idioma: español