San Apolinar es una figura central en la historia cristiana de Ravena y es venerado como el patrón de la ciudad. Su vida y obra están envueltas en parte por el misterio y la leyenda, pero hay algunos detalles que son generalmente aceptados en la tradición cristiana.
San Apolinar es considerado el primer obispo de Ravena y se cree que fue discípulo directo de San Pedro, lo que sitúa su actividad en el siglo I d.C. Según la tradición, fue enviado como misionero a Ravena durante el reinado del emperador Claudio. Su misión evangelizadora fue muy fructífera, pero también fue fuente de grandes sufrimientos personales debido a la hostilidad de las autoridades romanas hacia los cristianos.
Apolinar es conocido por haber sufrido numerosos martirios, incluyendo flagelaciones y torturas, antes de ser finalmente exiliado de la ciudad. Se dice que murió mártir, pero las circunstancias exactas de su martirio varían en las diferentes fuentes; algunas afirman que fue decapitado, otras que murió en el exilio debido a las heridas sufridas.
El culto a San Apolinar es muy fuerte en Ravena, donde hay dedicadas a él dos importantes basílicas: San Apolinar Nuevo y San Apolinar en Classe. Estos edificios son famosos por sus magníficos mosaicos bizantinos y han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La fiesta de San Apolinar se celebra el 23 de julio y sigue siendo un día de gran importancia religiosa y cultural para la ciudad de Ravena.