El pórfido rojo, muy utilizado por los egipcios y los romanos, es una roca compacta con grandes cristales rojos llamados fenocristales, inmersos en una pasta vítrea. Las principales canteras antiguas se encontraban en Egipto, donde se utilizaba principalmente para hacer sarcófagos y estatuas faraónicas, y después de la conquista de Augusto, también se importaba a Roma.
Aunque era difícil de trabajar, era muy apreciado por su color, al cual se le atribuía un valor simbólico asociado a la dignidad imperial.
En el Imperio Romano se utilizaba para estatuas, sarcófagos, revestimientos decorativos y columnas. En la Basílica de Santa Sofía en Constantinopla, y en San Pedro en el Vaticano, se utilizaba para marcar la posición del emperador. También en la Edad Media y el Renacimiento, se utilizaba para tumbas y obras de arte.
En la época moderna, se abrieron canteras similares en Europa. Hoy en día, aún se extrae y trabaja en Italia, y se utiliza para pavimentar plazas y calles.