Audio Guide length: 2.49
Autor: STEFANO ZUFFI E DAVIDE TORTORELLA
español Idioma: español

Ahora que estás en esta hermosa plaza trapezoidal, lo primero que te llamará la atención es el monumento de bronce del emperador Marco Aurelio a caballo, del que parte un espectacular pavimento con diseños geométricos, formado por una estrella de doce puntas inscrita en un óvalo. El pedestal de la célebre estatua imperial también es obra de Miguel Ángel, mientras que la espléndida escultura es sólo una copia del original.

En todos los rincones del paisaje arquitectónico de la plaza puedes reconocer la huella de Miguel Ángel, aunque los edificios se completaran después de su muerte.

Al fondo surge el solemne Palacio Senatorio, que también puedes reconocer fácilmente por la torre que destaca en el centro de su fachada. Aún hoy es sede del Ayuntamiento de Roma, y fue diseñado por Miguel Ángel, al igual que la escalera de dos tramos. Se construyó sobre la poderosa base del Tabularium, un edificio que en el siglo I antes de Cristo era la sede de los archivos del gobierno romano, donde se reunían todos los documentos que regulaban la vida de la ciudad y el Estado: leyes, decretos, disposiciones urbanísticas y agrícolas, etcétera. Durante la visita a los Museos Capitolinos, atravesarás precisamente los grandiosos restos del Tabularium, que te ofrecen unas vistas inolvidables del Foro Romano, que se encuentra debajo.

A la derecha del Palacio Senatorio puedes ver el Palacio de los Conservadores, también diseñado por Miguel Ángel y comenzado a construir un año antes de su muerte. Observa su elegante fachada porticada y su hermosa terraza con una balaustrada decorada con estatuas. A pesar de que no parece muy grande, el Palacio de los Conservadores es muy profundo y constituye en la actualidad la sede de los enormes Museos Capitolinos. Enfrente y también incluido en el circuito de los museos puedes ver el Palacio Nuevo, igualmente diseñado por Miguel Ángel, pero construido casi medio siglo más tarde.

 

CURIOSIDAD: en 1871, después de la brecha abierta en la Puerta Pía y la posterior toma de la ciudad, Roma se convirtió en la capital de Italia. Se pensó en un símbolo que uniese a todos los italianos y consagrase la primacía de Roma sobre otras ciudades. Las autoridades decidieron poner en los jardines del Capitolio una jaula con una loba viva. No contentos con eso, colocaron otra jaula con un águila también viva. La iniciativa tuvo mucho éxito y el pequeño zoo patriótico permaneció activo durante casi 100 años, ¡hasta 1970!

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