Antes de entrar en la iglesia, échale una última ojeada a su espléndida fachada del siglo XVIII, en la que puedes ver perfectamente reflejado el gusto sobrio del papa Benedicto XIV Lambertini, con el que se cierra la larga etapa del barroco romano. ¡Mira con qué elegancia brillan, a través de la galería, las teselas multicolores y doradas de los antiguos mosaicos! El campanario, que data del siglo XIV, es también digno de mención, ya que es el más alto de la ciudad y sus decoraciones son notables.
Observa cuidadosamente los mosaicos de finales del siglo XIII de la fachada: muestran ya un profundo conocimiento de las innovaciones de Giotto y de su forma de conseguir la profundidad de los espacios y construcciones tridimensionales. Representan episodios de la vida del papa Liberio, fundador de la basílica.
Ahora es el momento de entrar en la iglesia.
Como te decía en los archivos anteriores, el interior espacioso y solemne todavía refleja la estructura arquitectónica de los primeros siglos del Cristianismo. Del mismo periodo, llamado "paleocristiano", son también los animados paneles de mosaicos que puedes ver en la parte superior de los muros de la nave central, con escenas de la vida de Cristo.
Hacia el fondo de las naves laterales puedes visitar dos grandes capillas con cúpula ricamente decoradas con frescos, que contienen sepulcros de papas además de valiosas esculturas. La de la derecha, construida en la segunda mitad del siglo XVI, se llama "Capilla Sixtina" porque alberga la tumba del papa Sixto V, pero no debes confundirla con la del Vaticano, ¡mucho más famosa! El grupo de estatuas de mármol que puedes ver bajo el altar es una obra del siglo XIV de Arnolfo di Cambio que representa la Adoración de los Reyes Magos.
En el lado opuesto tienes la Capilla Paulina, vinculada a la presencia del sepulcro del papa Pablo V Borghese. Fue terminada a principios del XVII y tiene frescos de Guido Reni.
Te sugiero también una parada ante los mosaicos del ábside, realizados a finales del siglo XIII, en los que puedes advertir un estilo novedoso para esa época, probablemente derivado de un cuidadoso estudio de los clásicos. Por ejemplo, mira con qué dulzura abraza Cristo a la Virgen, que se sienta con él en un gran trono.
CURIOSIDAD: échale también un vistazo al hermoso techo tallado de la iglesia, porque tiene una curiosa particularidad: se remonta al siglo XVI y se dice que está revestido con el primer oro llegado desde América, amablemente regalado por el rey de España.