JUBILEO Y LAS PUERTAS SANTAS

Las Puertas Santas De San Pedro Y San Juan De Letrán

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Las Puertas Santas de las cuatro basílicas papales de Roma, además de ser símbolos de gran significado espiritual, son auténticas obras de arte de las que es interesante profundizar en algunos aspectos.

Comencemos por la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, sin duda la más icónica, ya que su apertura marca oficialmente el inicio de las celebraciones del Jubileo. Esta obra fue realizada por el escultor toscano Vico Consorti en 1950, con motivo del Jubileo proclamado por el Papa Pío XII.

La puerta, que pesa más de 2 toneladas, está finamente decorada con dieciséis paneles de bronce, cada uno de los cuales representa episodios bíblicos relacionados con la salvación, así como los escudos de armas de algunos de los papas que han celebrado los jubileos. Entre los paneles más significativos se encuentran los que representan la “Anunciación a María”, el “Pecado Original” y la “Crucifixión de Cristo”. Cada panel fue elaborado con gran atención a los detalles, y las escenas no son meras representaciones estáticas, sino que transmiten un sentido de movimiento y dramatismo. La elección de los temas tiene como objetivo recordar a los peregrinos la importancia del camino de fe y de la conversión espiritual.

Debes saber que esta es la única Puerta Santa de las cuatro basílicas papales de Roma que no fue reemplazada con motivo del Jubileo celebrado en el año 2000.

De hecho, siendo el primer Jubileo del nuevo milenio, y dado que se conmemoraban 2000 años desde el nacimiento de Cristo, para dar mayor énfasis al evento se realizaron tres nuevas puertas que reemplazaron a las anteriores.

Piensa que la Basílica de San Juan de Letrán, catedral de Roma y sede del Papa como obispo de la ciudad, anteriormente podía presumir de tener la Puerta Santa más antigua de Roma, realizada en bronce en el lejano 1650, reemplazada en el año 2000 por una nueva puerta creada por Floriano Bodini en bronce verde. La obra no está dividida en paneles, sino que es una composición única que se desarrolla verticalmente y que, de abajo hacia arriba, representa toda la vida de Jesús, desde su nacimiento, protegido por el tierno abrazo de su madre, hasta su muerte en la cruz.

 

Curiosidad: quizá no sepas que las cuatro basílicas papales de Roma no son las únicas basílicas existentes con este título. De hecho, hay otras dos: la Basílica de San Francisco y la dedicada a Santa María de los Ángeles, ambas situadas en Asís.

 

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