Roma es una metrópolis en la que, además de encontrar una amplia variedad de alta cocina tanto internacional como italiana, podrás probar algunas sabrosas especialidades que pertenecen a la tradición popular.
Por ejemplo, son famosos los espaguetis a la carbonara y los bucatini all'amatriciana. Son platos pobres, con ingredientes fácilmente asequibles que, sin embargo, gozan de gran prestigio en todo el mundo.
Los espaguetis a la carbonara son la típica pasta larga italiana acompañada de papada de cerdo sofrita, similar a la panceta, con huevo crudo y pecorino romano, un antiguo queso de oveja de la zona.
Los bucatini all'amatriciana, originarios de Amatrice, en la región del Lacio, pero adoptados por los romanos, son espaguetis con un agujero que los atraviesa por dentro, acompañados de una salsa de tomate y papada de cerdo con pecorino rallado.
Sin embargo, el primer plato de la cocina romana por excelencia son los rigatoni con la pajata. Pajata, en dialecto romano, son los intestinos del ternero lechal, o del lechazo, que se cuecen con tomate y se usan como salsa para la pasta.
Se encuentran por toda la ciudad, pero los locales más famosos están en el Trastévere. Allí podrás probar también la coda alla vaccinara, la cola de buey con verduras según la receta de los vaccinari, es decir, los ganaderos, y la trippa alla romana, callos de ternera con tomate aromatizado y menta romana.
Entre los segundos platos, una especialidad conocidísima son los saltimbocca alla romana: filetes de ternera cubiertos con jamón serrano y salvia, y cocidos en mantequilla y vino blanco.
Sin lugar a dudas, en Roma tendrás la ocasión de probar los supplì. Se trata de unas bolas de masa empanadas y fritas, rellenas de arroz y salsa de carne picada con tomate, con un corazón de mozzarella. Es un tentempié que los romanos comen con frecuencia y se encuentra también en las panaderías, donde además podrás probar la pinsa, la típica focaccia romana de la que se habla en La Eneida, o la pizza romana, una pizza alta y esponjosa repleta de mozzarella.
Curiosidad: las alcachofas a la romana, cocidas a fuego lento y con la parte ancha hacia abajo, se conocen también como alcachofas a la judía, ya que la receta original pertenece a la numerosa comunidad hebrea de Roma.
¡Que aproveche!