El exterior del Panteón combina monumentalidad con una precisión geométrica extraordinaria. La fachada está dominada por un pórtico de columnas: ocho columnas monolíticas de granito gris en la fila frontal y otras ocho distribuidas en las filas interiores. Cada columna mide aproximadamente 12 metros de altura y está coronada con capiteles corintios de mármol blanco. Este pórtico funciona como transición entre el espacio urbano de la plaza y el interior circular del templo.
Como ya se mencionó, en el entablamento —la franja horizontal sobre las columnas— se puede leer una inscripción que significa: “Marco Agripa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez, lo construyó”. Aunque el edificio actual fue construido bajo el emperador Adriano en el siglo II d.C., esta inscripción honra la construcción original de época augustea y mantiene viva la memoria de su primer promotor.
Detrás del pórtico se encuentra el pronaos, un espacio cubierto que actúa como entrada monumental y conduce a la rotonda. Aquí se aprecia claramente la gran innovación arquitectónica del Panteón: se pasa de un exterior de planta rectangular, típico del templo grecorromano, a un interior perfectamente circular cubierto por una cúpula.
El Panteón se construyó utilizando diversos materiales: travertino para los cimientos y elementos estructurales, ladrillos y hormigón romano para los muros, granito y mármol para los elementos decorativos. El hormigón romano, elaborado con cal y puzolana —una arena volcánica—, proporcionaba una resistencia extraordinaria, lo que permitió edificar estructuras tan ambiciosas.
Las proporciones del edificio responden a un criterio de armonía geométrica: el cilindro de la rotonda tiene un diámetro de unos 43,3 metros, equivalente a la altura interior hasta la parte más alta de la cúpula. Es decir, el espacio puede inscribirse dentro de una esfera perfecta, símbolo de la unión entre la tierra y el cielo.
La parte exterior de la cúpula es menos refinada que su interior. Está recubierta de planchas de plomo y tiene una estructura escalonada, que aligera el peso y mejora la estabilidad. El hormigón se aligera progresivamente hacia la parte superior, utilizando materiales menos pesados como toba volcánica y, en la zona más alta, piedra pómez. Además, el grosor de la cúpula disminuye desde unos 6 metros en la base hasta poco más de 1 metro cerca del óculo.
Los muros de la rotonda están formados por anillos concéntricos con nichos y arcos de descarga que distribuyen el peso de la cúpula. Gracias a esta técnica, los romanos pudieron alcanzar dimensiones nunca antes vistas en el mundo antiguo.
Curiosidad: Durante el siglo XVII, algunos papas como Urbano VIII y Alejandro VII ordenaron retirar varias columnas laterales del pórtico para reutilizarlas en la basílica de San Juan de Letrán. Estas columnas fueron reemplazadas por otras de diferente material y calidad. Aunque la estabilidad del edificio no se vio afectada, la armonía y la simetría original del pórtico se alteraron parcialmente.
1 hora de uso
Desbloquea la Inteligencia Artificial (IA) y amplía tu experiencia
¿Quieres explorar aún más o descubrir ciudades que aún no están cubiertas por la aplicación?
Activa nuestra IA.
Te guiará con el mismo tono atractivo, respondiendo a tus curiosidades en tiempo real.