Como sabrás, la plaza Navona es célebre por sus fuentes, pero quizás no sepas que tienen una historia larga y agitada. Las dos fuentes laterales se colocaron en la segunda mitad del siglo XVI por orden del papa Gregorio VIII y se llamaban Fuente del Moro y Fuente de Neptuno. Esta última se mantuvo sin estatuas hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando se realizaron tanto el grupo principal como las esculturas del perímetro. Pero la reina de la plaza es la Fuente de los Cuatro Ríos, situada en el centro, extraordinaria obra de Bernini, quien también dio forma a la poderosa estatua del Moro, mientras que los tritones y mascarones son copias decimonónicas de finales del siglo XVI, que fueron trasladados a los jardines de Villa Borghese.
Como te decía, la Fuente de los Cuatro Ríos es una de las más bellas de Roma. Como se ha demostrado con diversos dibujos y bocetos de madera y terracota, Bernini dedicó mucho tiempo a la realización de esta sensacional obra maestra. La fuente coincide de hecho con los años de pontificado de Inocencio X Pamphili, que es el único periodo de escasa fortuna en la brillante carrera del gran arquitecto. Para recuperar el favor del Papa, Bernini logró crear una obra sorprendente, que casi parece oponerse a las leyes de la física. Si miras bien su obelisco, esbelto y alto, realmente parece que esté apoyado... en el vacío, es decir, en la parte hueca del animado arrecife que constituye el núcleo central del complejo. A su alrededor, entre las rocas o sobre el agua, puedes entretenerte catalogando los animales y las plantas de distinto tipo que constituyen una fantasiosa enciclopedia de la botánica y la zoología de mediados del siglo XVII. Pero evidentemente, el detalle que te deja más impresionado son las personificaciones de los cuatro grandes ríos, que simbolizan los continentes entonces conocidos. Son el Danubio por Europa, el Ganges por Asia, el Nilo por África y el Río de la Plata por las Américas, que como ves también tienen los supuestos caracteres físicos de los habitantes de sus respectivos continentes.
CURIOSIDAD: en torno a estas estatuas y a la histórica rivalidad que enfrentaba a Bernini y Borromini, autor de la fachada de la iglesia de Santa Inés in Agone, han surgido diversas leyendas. El Río de la Plata, por ejemplo, levanta la mano para protegerse del inminente derrumbe de la iglesia, mientras que el Nilo se cubre el rostro con un velo para no mirarla.