Muchos visitantes entran en la basílica por la parte posterior, pasando por debajo de la galería de las bendiciones; en cambio te sugiero que visites antes la plaza, y que luego entres por la fachada principal. Así que ignora por el momento la severa fachada del Palacio de Letrán, que abarca el claustro de la basílica, y ve al edificio de al lado, que alberga la Escalera Santa, también este construido a finales del siglo XVI, cuando el papa Sixto V reorganizó todo el complejo arquitectónico.
En el interior verás varios tramos de escaleras: el central, con escalones revestidos de madera como forma de protección, procede al parecer de Jerusalén. Según la tradición, sus escalones pertenecían a la escalera del Pretorio, por los que Jesús subió para ser juzgado ante Poncio Pilato.
En la entrada de la preciosa capilla llamada Sancta Sanctorum puedes ver una inscripción en latín que traducida significa: "No hay lugar más sagrado en toda Roma". De hecho, esta capilla, fundada hace más de 1.500 años y reconstruida en la segunda mitad del siglo XIII, cuando Letrán era todavía la sede papal, se puede considerar nada menos que como el modelo de la Capilla Sixtina del Vaticano. Aquí tenían lugar las ceremonias más solemnes de los pontífices y se conservaban las reliquias más veneradas.
Aunque restaurada en los últimos años, conserva intacta la maravillosa decoración del siglo XIII y la estructura arquitectónica cuadrada, de gran sencillez, pero ya sensible al nuevo arte gótico, como puedes constatar por la presencia de la bóveda con arcos apuntados.
De la sala principal pasas a un espacio más pequeño, en cuyo altar puedes disfrutar de una emoción sobrenatural al contemplar una imagen titulada Cristo Salvador que, según se dice, no está "pintada por la mano del hombre". Admira también el precioso mosaico con fondo dorado que está sobre el altar, pero sobre la importante serie de frescos que revisten la parte superior de las paredes, pues son el ejemplo mejor conservado de pintura del siglo XIII en Roma. Los frescos representan episodios de la vida de los santos Pedro y Pablo, patronos de la ciudad: en una escena puedes verlos con el papa Nicolás III, que sostiene en su mano una maqueta de la capilla dedicada a ellos.
Y observa detalladamente el suelo de mármol, con sus grandes discos de pórfido en el centro; las listas rectangulares de los lados tal vez indicasen los recorridos de las procesiones.
CURIOSIDAD: los escalones de la Escalera Santa no pueden ser tocados por pies humanos. Los fieles solamente pueden subir de rodillas, en señal de una penitencia que se realiza especialmente durante el Viernes Santo, como también recordarás por una famosa escena de la película La gran belleza de Paolo Sorrentino.