¡San Juan de Letrán es una de las iglesias más bellas de Roma y uno de sus lugares más sagrados!
Bienvenido a la "Catedral de Roma y del mundo", como se denomina a la grandiosa Basílica de San Juan de Letrán. Esta maravilla del arte y la arquitectura tiene más de mil setecientos años: la mandó construir el emperador Constantino poco después de emitir el famoso edicto del año 313, con el que concedía libertad de culto a todas las religiones, empezando por la cristiana.
Durante más de mil años, antes de que la sede papal se trasladase al Vaticano, San Juan fue el corazón de la cristiandad. La Basílica, el Baptisterio, el Palacio papal y la Capilla del Sancta Sanctorum forman un conjunto de extraordinaria importancia histórica y artística.
Ten en cuenta sin embargo que con el paso del tiempo la Basílica ha sufrido muchas intervenciones arquitectónicas, que han hecho que pierda casi por completo su aspecto original, excepto en lo que respecta, eso sí, a su solmene espacio interior.
Tu visita comienza en la amplia plaza del mismo nombre: como habrás notado, no es la fachada de la iglesia, sino su parte posterior la que se asoma a la misma, con una galería con balconada desde la que los papas bendecían a los fieles desde una posición elevada. El inmenso obelisco egipcio de granito rojo que ves en el centro de la plaza tiene cerca de 3.500 años, y con sus 47 metros es el más alto de los muchos obeliscos de la ciudad: fue transportado desde Tebas por orden del emperador Constancio II, colocándolo en el Circo Máximo.
A los lados de la plaza puedes admirar el edificio con la Escalera Santa, de la que te hablaré en el siguiente archivo, y el precioso y antiguo Baptisterio octogonal, prototipo y modelo de los demás baptisterios paleocristianos.
CURIOSIDAD: ¿sabías que las puertas del siglo XIII del Baptisterio de San Juan tienen el sobrenombre de las "puertas que cantan"? De hecho, ¡al abrirlas emiten un sonido similar al de un órgano! La razón es fácil de entender: cada batiente pesa casi 800 kilos, y no están hechos sólo de bronce, sino también de plata y posiblemente de oro. Al girar sobre los pernos la fuerte fricción hace "cantar" a las puertas.