SAN PEDRO

Historia De La Basílica

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Audio Guide length: 2:40
Autor: STEFANO ZUFFI E DAVIDE TORTORELLA
español Idioma: español
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Ahora te contaré la historia de la basílica, en la que participaron los mayores arquitectos de los siglos XVI y XVII. Fue el arquitecto originario de Las Marcas Donato Bramante, nombrado por el papa Julio II superintendente de las obras papales, el que configuró a principios del siglo XVI la gigantesca mole de la nueva basílica de San Pedro: el proyecto preveía un edificio de planta cuadrada, con un enorme vano central cubierto por una cúpula de 40 metros de diámetro. Bramante derriba la antigua iglesia paleocristiana y establece los pilares colosales que más adelante se mantendrán como principal estructura de soporte.

Bajo la cúpula de la nueva basílica, el papa Julio II decide colocar su grandioso monumento funerario. Para su realización, hace venir a Miguel Ángel hasta Roma. Después de haber interrumpido los trabajos durante cuatro años para pintar la bóveda de la Capilla Sixtina, Miguel Ángel continúa adaptándolo, cambiándolo de sitio y reduciéndolo: el monumento no se terminó hasta cuarenta años más tarde, y ahora lo puedes admirar adosado a la pared derecha de la iglesia de San Pedro in Vincoli. La única escultura que queda del proyecto original es el Moisés, concebido como retrato ideal del papa.

Ralentizados por la muerte de Bramante y la invasión de Roma de 1527, los trabajos en la basílica se reanudan con Pablo III Farnese, que encarga a Miguel Ángel que retome y desarrolle la estructura de Bramante. Pero sobre todo, su tarea principal es la construcción de la cúpula, la parte más importante de la nueva basílica.

A la muerte de Miguel Ángel, sin embargo, sólo estaba terminada la base de la cúpula, rodeada por parejas de columnas alternadas con 14 ventanales, por lo que fue el arquitecto lombardo Giacomo della Porta el que la finalizó sólo treinta años más tarde.

A principios del siglo XVII se alargaron las naves, y la basílica, que Bramante y Miguel Ángel habían concebido con planta cuadrada, adquirió forma de cruz.

Ten en cuenta que cuando se consagró la inmensa basílica, todavía se alzaba en una amplia explanada en el centro de la cual se elevaba, solitario, el obelisco egipcio; y su interior debía de tener una apariencia inmensa pero desnuda, casi una sucesión de espacios vacíos. Pero gracias a las intervenciones de Bernini, la basílica y la plaza se transformaron en el espectacular escenario de las celebraciones más solemnes de la Iglesia católica.

 

CURIOSIDAD: el papa Urbano VIII mantuvo al arquitecto Bernini encargándole numerosas obras. Los dos almorzaban juntos todos los domingos. Los romanos decían: "si Gian Lorenzo no lo arropa con la manta, ¡el papa no se duerme!".

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