Vigilio, quien vivió en el siglo IV d.C., fue el tercer obispo de Trento y santo mártir de la Iglesia católica. Pocos detalles sobre su vida son seguros.
Vigilio evangelizó la región de Anaunia (actualmente val di Non) con la ayuda de tres diáconos, quienes en el año 397 fueron martirizados. Vigilio no dejó de predicar en zonas aún paganas, como la val Rendena, y por esto fue lapidado hasta la muerte. La leyenda cuenta de milagros ocurridos durante el transporte de su cuerpo a Trento.
Venerado como santo, Vigilio es el patrón de la archidiócesis de Trento y de la diócesis de Bolzano-Bressanone.