La belleza del paisaje del jardín del palacio de los Madruzzo continúa en el interior, suntuosamente decorado con frescos de los mismos maestros que, a mediados del siglo XVI, trabajaban en las salas del Castillo del Buonconsiglio.
Estamos en los años en que irrumpe en Trento la cultura humanística. Las mansiones de las principales familias locales se enriquecen con importantes ciclos de frescos dedicados a los principales temas que discutían eruditos y literatos: la historia de la humanidad, las siete artes liberales y las virtudes cardinales y teológicas.
Estos son los temas protagonistas de la decoración del Palazzo delle Albere, en el que todas las salas de representación se encontraban en los torreones de la primera y segunda planta, que aún conservan numerosos frescos. En el primer piso estaba el Gran Salón, donde se encontraba lo que hoy llamaríamos el «plato fuerte» de los frescos de la casa: un ciclo que representa las gloriosas hazañas del emperador Carlos V, del que, por desgracia, se conservan sólo unos pocos fragmentos. Sin embargo, los frescos que simbolizan los doce meses del año aún son visibles.
En 1796 un gran incendio causó daños irreparables en el edificio, dando lugar a una larga fase de inexorable deterioro. Cuartel, prisión, hospital, incluso granero; a lo largo del tiempo, el Palazzo delle Albere se ha utilizado con diversas funciones en perjuicio de su rico patrimonio, empezando por la pérdida de numerosos frescos y de la pequeña torre, que originalmente se alzaba en el centro del techo.
Desde los años setenta del siglo XX, el edificio ha sido objeto de una importante restauración y se convirtió en la sede tridentina del MART, el prestigioso Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Trento y Rovereto, de 1987 a 2010. Desde 2015, el Palazzo delle Albere se utiliza como espacio para exposiciones temporales.
Curiosidad: Cristoforo Madruzzo se convirtió en obispo de Trento con tan solo 27 años gracias a sus vínculos con la corte imperial, y a la edad de 33 años fue nombrado cardenal por el Papa. Un rapidísimo ascenso.