Te encuentras ahora en frente de otra obra maestra de Tiziano, que domina el altar de la Inmaculada Concepción: la Pala Pesaro. Esta gran pintura se encargó para celebrar las glorias de la familia de Jacopo Pesaro, que fue primero condotiero victorioso contra los turcos y más tarde se convirtió en obispo de Pafos, en la isla de Chipre. Al obispo guerrero lo puedes ver arrodillado abajo a la izquierda, junto a personajes que simbolizan sus victorias militares; en el lado opuesto hay otros miembros de la familia, entre ellos un pequeño niño que te mira de manera muy viva.
La pintura, terminada en 1526, tuvo una gestación muy laboriosa: ¡Tiziano tardó nada menos que siete años en terminarla! Debes saber que hasta ese momento, en los altares venecianos, la Virgen y los santos siempre se disponían en un triángulo, con la Virgen en el centro. En este cuadro, por el contrario, Tiziano tiene una idea audaz: quita el asiento de la Virgen del centro y lo desplaza hacia la derecha, un recurso que imprime al grupo de figuras un ritmo y una animación nunca antes vistos. Otro detalle arquitectónico innovador son las dos columnas gigantescas que se pierden en la parte superior, entre las nubes, detrás de la Virgen con el Niño.
El efecto visual de la composición se ve reforzado por la riqueza de los colores, entre los que destacan los rojos de la bandera y de la toga del senador Francesco Pesaro y el amarillo oro del manto de San Pedro. Con esta pintura, Tiziano entra de pleno en su madurez artística y dirige el arte veneciano hacia una vivacidad hasta ahora desconocida.
CURIOSIDAD: en el cuadro también aparecen representados, a la derecha del niño Jesús, San Francisco de Asís y San Antonio de Padua. La presencia de estos dos santos, ambos franciscanos como la iglesia, se explica probablemente por el hecho de que Jacopo Pesaro, que ordenó la ejecución de la pintura, tenía dos hermanos llamados Francesco y Antonio.