BASÍLICA DEI FRARI

Sacristía

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Audio Guide length: 2:24
Autor: STEFANO ZUFFI E DAVIDE TORTORELLA
español Idioma: español
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La sacristía de la Basílica dei Frari es un espacio precioso, gracias a su tenue luz: aquí puedes admirar nuevos y extraordinarios tesoros artísticos. El primero lo encuentras justo enfrente de la entrada: es el altar de las reliquias. En esta obra te aconsejo que prestes atención tanto al continente, este magnífico armario tallado con escenas de la Pasión de Cristo, como a los contenidos, es decir, los relicarios y otros objetos litúrgicos, que ofrecen un asombroso testimonio del gusto barroco.

Al fondo a la izquierda, en el altar, te aconsejo que dediques un largo tiempo de contemplación al tríptico, es decir, la triple pintura que representa a la Virgen con el Niño con los santos Nicolás, Pedro, Marcos y Benito. El cuadro fue pintado a finales del siglo XV por el gran artista veneciano Giovanni Bellini, llamado Giambellino.

El gran novelista estadounidense Henry James, que quedó decepcionado por la Asunción de Tiziano, puso esta obra en el primer lugar de su personalísima clasificación de la pintura, y la describió así: "No existe en Venecia otra obra de arte tan perfecta... resume en sí misma el genio de un pintor, la experiencia de una vida y la educación de una escuela. El cuadro parece pintado con gemas fundidas que el tiempo ha purificado; es solemne a la vez que magnífico, sencillo a la vez que profundo".

Siente tú también esta atmósfera de silencio misterioso, en el que destaca la mirada magnética del último personaje de la derecha, San Benito, con un rostro de excepcional realismo; es el único entre los santos que fija su mirada en los ojos del espectador, que queda casi atrapado en la escena, participando de su visión mística e impulsado a una meditación profunda. Extraordinario es también el sentido de la perspectiva, que especialmente en el panel central de la Virgen con el Niño, crea un sorprendente efecto tridimensional.

 

CURIOSIDAD: antes de salir de la sacristía, inmediatamente a la izquierda de la puerta de entrada, ve a ver un objeto que te sorprenderá: es un reloj del siglo XVII de madera tallada, lleno de figuras que hacen referencia al inexorable transcurrir del tiempo. Aquí tienes un ejemplo perfecto del arte barroco, en su voluntad de impresionar a toda costa por medio de refinados virtuosismos.

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