¿Sabías que el aspecto más característico del cristal de Murano es el uso libre del color? En el siglo XVI se empezó a experimentar con formas cada vez más elaboradas, para resistir la competencia de la cerámica, que se estaba poniendo cada vez más de moda. Fue en este período cuando se introdujo el cristal, con el que se empiezan a soplar copas, cálices, jarras, portalámparas y recipientes, decorados con incisiones y motivos novedosos. Las piezas más elaboradas se realizaban por encargo y llevan los escudos de las más famosas familias aristocráticas de Venecia.
En la sección dedicada al arte barroco conocerás que la producción local de este periodo tuvo que hacer frente a la competencia de las fábricas de cristal españolas y bohemias: un desafío internacional que estimuló la invención de nuevas soluciones, aunque también, en algunos casos, llevó a recurrir a la imitación.
Después de los cristales decimonónicos, gran parte de la segunda planta del museo está dedicada al vidrio en el arte moderno. Aquí puedes hacerte una idea de la importancia que tuvo la creación de la Bienal de Venecia para ofrecer nuevas perspectivas al arte de las vidrierías de Murano, que en lugar de replegarse en una nostálgica reedición del pasado, interpretan y secundan las tendencias de los gustos y estilos modernos. Descubrirás cómo los hermanos Toso introducen en el arte del vidrio motivos del Liberty, mientras que Vittorio Zecchin se especializa en los mosaicos de cristal con inserciones doradas. Por último, podrás admirar las virtuosas obras maestras realizadas en los años veinte por Napoleone Martinuzzi, activo en la famosa fábrica Venini.
CURIOSIDAD: la fábrica de vidrios Barovier & Toso, con sede en Murano, es una de las cien empresas más antiguas del mundo: fue fundada hace más de siete siglos, ¡en 1295!