Los cinco profundos arcos de acceso que decoran la parte inferior de la fachada, separados por grupos de columnas, están decorados con losas de mármol, relieves, grecas y mosaicos de diferentes épocas: no los pases por alto. Las puertas de bronce son también muy antiguas. También puedes entrar por el lado izquierdo, por la piazzetta dei Leoni, la llamada Puerta dei Fiori, que está decorada con un delicado bajorrelieve románico de la Natividad.
Si prefieres en cambio la colosal entrada central, que siempre está atestada por una multitud de turistas apresurados, no los imites: admira como se merece la extraordinaria portada románica esculpida en el siglo XIII, con sus animadas representaciones de los meses del año y de las diferentes actividades y oficios.
Al entrar en la basílica, o mejor dicho en el amplio atrio que precede al verdadero interior, te parecerá que cruzas el umbral hacia otro universo. El atrio envuelve por completo la parte delantera y el lado izquierdo de la basílica, mientras que en el lado opuesto, el espacio vacío se ha transformado en el Baptisterio. Se desvanecen la luz, los ruidos, los vuelos de las palomas de la plaza y te acoge un espacio mágico, resplandeciente, con mosaicos veneciano-bizantinos realizados entre los años 1100 y 1300. Te das cuenta inmediatamente también del esplendor de los suelos, delicada y animada combinación de mármoles de colores: presta atención a las ondulaciones, causadas por el inestable subsuelo veneciano.
Levanta la vista, hacia la luz dorada de los mosaicos. Si has decidido acertadamente dedicar a la basílica el tiempo adecuado, no entres todavía, pasea a lo largo del atrio, admirando la decoración del siglo XIII de las cúpulas, los arcos, las paredes cubiertas de mosaicos sobre fondo dorado del siglo XVI... no son unos mosaicos cualquiera, puesto que fueron realizados según el diseño original de grandes pintores como Tiziano, Lorenzo Lotto y Tintoretto. Y no te olvides de las losas en relieve, ni de los capiteles ni de las esculturas medievales...
Si por el contrario no tienes tiempo suficiente, te recomiendo que no te pierdas la cúpula a la derecha de la entrada central, realizada a principios del siglo XIII. Puedes seguir aquí la poética historia del Génesis, contada en imágenes sobre un luminoso fondo de oro, desde la Creación del cielo y la tierra hasta la expulsión de Adán y Eva del Paraíso Terrenal.
CURIOSIDAD: en los bajorrelieves de la portada, busca la última figura de la izquierda, reconocible por las dos muletas: es el "proto", el arquitecto de la basílica, que se está mordiendo la mano porque fue despedido a causa de su soberbia. De hecho, ¡se jactaba de poder construir una iglesia aún más espléndida que San Marcos!