Si continúas caminando por la nave derecha, en el segundo altar encontrarás una de las obras más significativas que se conservan en la Basílica de San Zanipolo: se trata del magnífico Políptico de San Vicente Ferrer, formado por nueve tablas recogidas en un magnífico marco dorado. Se trata de una obra maestra juvenil de Giovanni Bellini, pintada en la segunda mitad del siglo XV. Debes saber que este altar pertenecía a una hermandad que se fundó para promover la canonización de Vicente Ferrer, fraile de origen español que se hizo famoso entre los dominicos por su integridad moral y su capacidad de oratoria. Sus sermones llenos de referencias proféticas y tonos apocalípticos obtuvieron un enorme éxito.
La figura solemne del santo, con cara de extrañeza y los ojos levantados hacia el cielo, ocupa un lugar de honor en la tabla central. Los pliegues de la túnica blanca y del manto negro caen de forma muy ordenada, como los de una estatua, un efecto que enseguida te da una impresión de autoridad; a la izquierda, un musculoso y enjuto San Cristóbal, que parece tallado en madera, está atravesando un río con el niño Jesús en sus hombros; mientras que a la derecha puedes ver a San Sebastián, con un cuerpo hermoso y juvenil, semidesnudo, atravesado por flechas. Ambos destacan solemnemente en el paisaje, gracias al recurso de una línea del horizonte muy baja.
En la parte superior puedes ver, ambos pintados de medio cuerpo, por un lado a un elegante ángel en el momento de la Anunciación, y por otro a la Virgen María que reza delante de una cortina roja. En el centro está Cristo descendido y sostenido por dos ángeles, una escena organizada según un patrón que se remonta al arte bizantino y que era muy popular en Venecia.
El políptico se completa en la parte baja con tres paneles, en los que un colaborador del taller de Bellini pintó algunos milagros de Vicente Ferrer, evidentemente sugeridos por un compañero bien informado sobre los hechos de la vida del predicador.
CURIOSIDAD: ¿sabías que la Basílica de San Zanipolo surgió del sueño de un dux? Se llamaba Jacopo Tiepolo y en el sueño tuvo una visión con palomas blancas que volaban sobre flores de colores; luego dos ángeles descendieron del cielo y una voz exclamó: "Este es el lugar que he elegido para mis predicadores". Dicho y hecho: al día siguiente, el dux obtuvo rápidamente el apoyo del Senado para iniciar su construcción.