SCUOLA DI S. GIORGIO DEGLI SCHIAVONI, Las Pinturas De Carpaccio

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Audio Guide length: 2.36
Autor: STEFANO ZUFFI E DAVIDE TORTORELLA
español Idioma: español

Las escenas pintadas por Carpaccio revisten por completo tres paredes de la sala: prepárate para sumergirte en un encantamiento.

Te aconsejo que empieces por la izquierda, por la escena-guía de todo el ciclo: San Jorge alanceando al dragón. La legendaria hazaña se desarrolla en un paisaje poético aunque desolado: en primer plano puedes ver los macabros restos de los jóvenes entregados como alimento al monstruoso dragón de cola retorcida. A la derecha, detrás del heroico caballero, aparece la princesa que estaba a punto de ser devorada: el santo le acaba de salvar la vida.

Después de esta escena al aire libre, siguen dos en las que Carpaccio muestra su valentía al inventar ciudades imaginarias. En una puedes ver a San Jorge que lleva al dragón derrotado a la ciudad de Selene, entre aplausos de la multitud y toques de fanfarrias; en la pared del fondo, a la izquierda del altar, puedes ver el santo bautizando al rey Aio y a la reina de Libia.

A la derecha del altar hay una escena tan curiosa como "horrorosa", dedicada a San Trifón, que siendo todavía un niño hizo salir a una criatura repugnante del cuerpo de la hija de un emperador. ¡El pequeño monstruo parece realmente un antepasado de los dibujos animados!

Completan la pared dos escenas más pequeñas inspiradas en el Evangelio (Vocación de Mateo y Oración en el huerto), quizás las primeras que hizo Carpaccio para los Schiavoni.

Pasa ahora a la pared de la derecha, dedicada a San Jerónimo. Carpaccio, que cuando quiere también sabe hacerte reír, representa la agitación creada en el convento por la llegada de San Jerónimo, acompañado del león al que había amansado quitándole una espina de la pata. La siguiente escena, más tranquila, representa las conmovedoras exequias del santo.

La última escena, la Visión de San Agustín, es la más famosa y fascinante. Representa a San Jerónimo, en forma de rayo, que se aparece a San Agustín mientras está sentado en el escritorio de su estudio. Golpeado por la luz sobrenatural, el santo levanta la vista, la mano con la pluma queda suspendida en el aire, y una sensación de luminoso misterio se propaga por la pintura, en la que Carpaccio te describe con paciencia y delicadeza cada detalle, que descubres poco a poco.

 

CURIOSIDAD: terminada la visita, echa un vistazo a la sacristía y al salón superior, lugar de reunión de los hermanos: de hecho, la Scuola degli Schiavoni, más de quinientos años después de su fundación, se encuentra todavía en funcionamiento y lleva a cabo actividades sociales y asistenciales.

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