¡La Scuola Grande di San Rocco es uno de los edificios más interesantes de Venecia!
Si te preguntas por qué el palacio que tienes delante se llama "Escuela", debes saber que en Venecia se llamaba así a una institución social que adquirió gran importancia para la vida de la ciudad, especialmente entre los siglos XV y XVIII. Las "Escuelas" eran algo similar a los modernos sindicatos: corporaciones o asociaciones de personas que hacían el mismo trabajo, aunque también, a veces, eran una comunidad extranjera residente en la Laguna. Había seis "Escuelas Grandes", dedicadas a obras de caridad o asistenciales, a las que se adherían decenas de miles de personas. Todavía hoy, por ejemplo, la Scuola Grande di San Marco es la sede de un hospital. Aunque no eran asociaciones religiosas, las Escuelas tenían casi siempre el nombre de un santo. Con el paso de los siglos, como verás, las sedes de estas hermandades se han enriquecido con extraordinarios ciclos de pinturas, que constituyen una de las características más originales del arte veneciano.
La Scuola Grande di San Rocco, que se alza junto a la Basílica dei Frari y al lado de la iglesia dedicada al santo, es una de las más famosas, no sólo por el esplendor del edificio renacentista, sino sobre todo por la presencia de decenas de lienzos de Tintoretto. Aquí puedes admirar una auténtica "muestra personal" del gran pintor, donde probablemente empleó lo mejor de su talento.
Antes de entrar, observa la hermosa fachada de la Escuela, una joya de principios del siglo XVI, rica en decoraciones refinadas, especialmente alrededor de las elegantes ventanas. Presta atención a cómo las columnas que se destacan de la fachada crean un hermoso efecto de claroscuros y dan al conjunto una sensación de noble clasicismo. Te sugiero que también eches un vistazo a la parte derecha de la Escuela, que se refleja sobre un canal: aunque es menos espectacular que la fachada, aun así es muy sugerente.
CURIOSIDAD: en el siglo XVIII, cada verano delante de la Escuela y la iglesia de San Roque, se celebraba una famosa feria de pintura. Para proteger a los visitantes del calor se colocaba una techumbre provisional, con carpas colgadas sobre postes de madera: si miras el suelo, todavía puedes ver los agujeros en el pavimento donde se colocaban los palos.