La cocina japonesa es una de las más difundidas y apreciadas del mundo y, sobre todo, una de las más sanas, a juzgar por la longevidad de su población.
Como ya sabrás, la base de sus platos más conocidos es el pescado crudo, cortado en tiras como en el sashimi, o colocado sobre bolas de arroz hervidas aderezado con vinagre, como es el caso del sushi.
Pero la cocina nipona es muy rica y ofrece numerosos platos cocinados, tanto de pescado como de carne.
Una comida completa, normalmente la cena, siempre comienza con una sopa: la más común es la de miso, pero también se puede empezar con la pasta, tanto en caldo como en el ramen, fideos chinos a base de trigo y huevo, o con los espaguetis más típicos como los soba, que son de trigo sarraceno y que, además de en sopa, también se pueden degustar en frío, sumergiéndolos en una salsa de soja, cebolla y huevo.
Otro plato típico japonés son los udon, espaguetis gruesos similares a los noodles, que se sirven en caldo de pescado o carne. También puedes probar el dango, una especie de albóndiga de arroz hervido, servido en brochetas y cubierto con diversas salsas.
Entre los segundos platos cocinados, el más conocido es sin duda la tempura: una delicadísima fritura de pescado, mariscos o verduras rebozados. La calidad depende, sobre todo, del número de veces que se reutiliza el aceite para freír.
El pescado también lo puedes probar a la parrilla o estofado, pero si no te gusta, puedes deleitarte con platos de carne.
Los más conocidos son los shabu shabu, tiras de cerdo y ternera hervidas en un caldo ligero directamente en el centro de la mesa. El Yakiniku, en cambio, es el mismo tipo de carne que se asa directamente en la mesa y se sirve con verduras.
Encontrarás por todas partes los famosísimos Yakitori, brochetas de pollo que cambian de precio dependiendo de la parte del pollo que elijas.
También te recomiendo el Nikujaga, un guiso de carne, patata y cebolla, servido con arroz y salsa de soja dulce.
Curiosidad: en los restaurantes, al camarero hay que llamarlo, nunca hacer el gesto; se considera grosero y el camarero no se acercará.
¡Que aproveche!