El gran parque que contiene el Palacio Imperial coincide aproximadamente con el área que ocupaba el castillo de Edo, que durante siglos fue la fortaleza más grande del mundo. En ella habitaban más de 150.000 personas, incluyendo funcionarios, militares y sirvientes de los sogunes, los generales militares que gobernaban en aquella época. Toda la zona está rodeada por fosos y ríos que antes atravesaban puentes de madera, ahora reemplazados por otros de piedra, cemento armado o hierro.
El palacio imperial, llamado Kyūden, y la sede central de la casa imperial se encuentran en la antigua ciudadela occidental del castillo.
El nuevo complejo se terminó en 1968 en estilo modernista, con claras referencias arquitectónicas japonesas, como el gran tejado a cuatro aguas Se divide en seis edificios que contienen las oficinas del emperador, salones para recepciones y cenas de gala y las residencias de la familia imperial.
Se puede visitar una mínima parte del interior con visitas guiadas, que se reservan en la Agencia de la Casa Imperial, situada en el parque.
Entre las instalaciones que puedes contemplar dentro del parque, te recomiendo las ruinas del Tenshukaku, el torreón central del castillo de Edo y los restos de las murallas del castillo.
Los tres únicos edificios que quedan en pie de la época Edo son las torres de observación que se encuentran en el área a lo largo del foso. Tienen tres pisos y los reconocerás por sus característicos techos con forma de pagoda.
En el parque también se encuentran la mayor parte de los edificios administrativos, entre ellos la sala de conciertos Tokagakudo, instalaciones para los guardias, como el gimnasio Saineikan, un jardín japonés y el Museo de las Colecciones Imperiales.
Te recomiendo la Suwa no chaya, una antigua sala de té, reconstruida tal y como era durante el período del castillo de Edo, que está detrás de la sala de conciertos.
Curiosidad: el torreón del castillo de Edo tenía una base de 41 metros por 45 y una altura de 11 metros sobre la que se erigía, a su vez, un fuerte de cinco pisos de 51 metros de alto que lo convirtieron en el torreón más alto de todo Japón. Sin embargo, un incendio lo arrasó en 1657 y jamás se volvió a reconstruir.