El parque Ueno es el parque más grande de Tokio. Se fundó en 1873 para seguir el ejemplo de los Estados Unidos donde, un año antes, se había abierto el parque de Yellowstone, el primero del mundo. El emperador Meiji implementó una política de apertura adaptada a las costumbres e ideas de Occidente para modernizar Japón.
Actualmente, el parque cuenta con unos 8.800 árboles, entre ellos cientos de cerezos japoneses, casi 25.000 metros cuadrados de arbustos y un pequeño lago, el Shinobazu, con amplias camas de lotos y encantadores humedales. La isla central también alberga un pabellón budista dedicado a Benzaiten, diosa de la fortuna. En el parque también podrás ver numerosas aves silvestres que pasan el invierno aquí, como el pato, la garza blanca y el cormorán.
Pero lo que hace del parque Ueno uno de los destinos turísticos más exitosos de Tokio es que su interior alberga muchos de los principales museos de la ciudad.
Aquí se encuentran el Museo Nacional, el Museo de Arte Occidental, el Museo de Ciencias Naturales, el Museo Shitamachi, el Museo Universitario de Arte y el Museo Metropolitano de Tokio.
Además, también forma parte del parque el Zoo de Ueno, el más grande e importante de Tokio, del que te hablaré más tarde.
El parque alberga numerosas escuelas de arte y música, la primera sala de conciertos de estilo occidental del país y el teatro de ópera y ballet. También es el hogar de la Biblioteca Nacional y la Biblioteca Internacional de Literatura Infantil.
En el parque también podrás visitar un pequeño santuario sintoísta, el Tōshō-gū, y un templo budista. Encontrarás numerosas estatuas de personajes históricos japoneses, e incluso un altar de piedra dedicado a Ulysses Grant, el primer presidente de los Estados Unidos que visitó Japón, en 1879, aunque su mandato ya había terminado.
Curiosidad: el terreno que ocupan el parque y el zoológico de Ueno era propiedad de la familia imperial, pero el emperador Taishō lo donó a la ciudad en 1924 con motivo del matrimonio del príncipe heredero Hirohito.
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