Para visitar el interior de la Abadía de Westminster tienes que venir... dos veces: la primera para admirar la arquitectura gótica realizada entre los siglos XIII y XIV, la segunda para pasar revista a las tumbas de los personajes históricos que están aquí enterrados. Por no hablar de las numerosas obras de arte que se encuentran en las capillas.
Tan pronto como entres por la puerta principal, si la multitud de turistas te lo permite, quédate quieto para observar el conjunto. Puedes reconocer la influencia francesa a simple vista, en los gruesos pilares de haces que dividen las tres naves y en la larga serie de arcos que flanquean la nave central. Más allá del amplio brazo transversal, la parte de detrás del altar mayor está rodeada por un pasillo denominado deambulatorio, al que se abren numerosas capillas. Si en cambio quieres ver un rasgo típico de la tradición local, en el estilo llamado "Early English", mira hacia arriba y observa las sutiles nervaduras que decoran los techos abovedados.
Probablemente quedarás un poco sorprendido por el contraste entre la vertiginosa altura de la nave central, de 31 metros, y la anchura bastante reducida de la iglesia, sólo doce metros: es una estratagema para acentuar la solemnidad de la vista que ofrecen los pilares y las grandes ventanas de la parte superior, que se aprovecha hábilmente en las ceremonias solemnes que se celebran en Westminster.
En primer lugar te sugiero que visites los puntos de la iglesia dedicados a la memoria de las guerras mundiales: la lápida de Winston Churchill, la tumba del Soldado Desconocido y, en la primera capilla a la derecha, el Monumento Conmemorativo de los Caídos. La capilla está dedicada a San Jorge, el santo guerrero patrón de Inglaterra, famoso por haberse enfrentado y matado a un dragón. En la iglesia notarás sin duda que hay muchas amapolas, las flores que en Inglaterra, debido a su color rojo sangre, simbolizan el homenaje a los caídos en las guerras: la tradición se remonta a la Primera Guerra Mundial.
Te aconsejo que continúes la visita por la nave derecha, desde la que luego pasarás al claustro y al resto del complejo abacial, del que te hablaré en el siguiente archivo.
CURIOSIDAD: en el primer pilar de la derecha puedes admirar una elegante pintura sobre tabla que representa al rey Ricardo II, que subió al trono en 1365: es el retrato más antiguo de un monarca inglés que ha llegado hasta nosotros.