Verás que en Londres se usan a menudo apodos para referirse a los edificios más importantes. Por ejemplo, el Pepinillo, el Rallador y la Maquinilla son tres recientes rascacielos de la City que tú mismo podrás identificar prestando atención a las atrevidas formas de los edificios. Pero el apodo más conocido de todos es "Big Ben", el gran Benjamín. Se acuñó para la campana más grande del reloj, pero hoy en día se utiliza para toda la torre, que fue construida en estilo neogótico a mediados del siglo XIX.
Existen dos teorías sobre el origen del nombre. La primera dice que se debe a sir Benjamin Hall, el arquitecto que se ocupó de los trabajos de construcción de todo el edificio. Durante el debate organizado en el Parlamento precisamente para ponerle un nombre a la colosal campana del reloj, un parlamentario bromeó sugiriendo el nombre de "Big Ben", en alusión a las monumentales dimensiones... del arquitecto.
La segunda teoría lo vincula a Benjamin Caunt, poderoso púgil campeón de los pesos pesados, que se había ganado el apodo de "Big Ben". Desde entonces, se comenzó a usar esta expresión para definir, en general, los objetos de gran tamaño, y por ende también la "Great Bell", primer nombre oficial de la campana.
Recuerda esta fecha: 31 de mayo de 1859. Fue el día que las campanas de la Torre del Reloj de Westminster sonaron por primera vez. La primera "Great Bell", la Gran Campana, pesaba nada menos que 16 toneladas y era la más grande de todo el Reino Unido. Pero apenas dos meses más tarde, a causa de una fractura debida al uso de un martillo demasiado pesado, hubo que sustituirla por una campana tres toneladas más ligera. Actualmente, la campana del Big Ben, que puedes escuchar cada cuarto de hora, pesa 13 toneladas y media, pero ya no es la campana más grande sobre suelo británico: desde 1881 esta distinción corresponde a "Great Paul", el Gran Paul, una de las campanas de la Catedral de San Pablo.
CURIOSIDAD: el Big Ben ha estado considerado durante mucho tiempo como el reloj más preciso del mundo. Cada año, en sus contrapesos, se añade un penique para corregir la más mínima imprecisión. Has oído bien: ¡un simple penique! Me olvidaba: ¡puedes oír sus campanadas en un radio de hasta 2 kilómetros!