Tu visita continúa en la primera planta, donde te recibe una gigantesca ballena. Esta planta está dedicada principalmente a la mineralogía, las gemas y la geología. Una de las salas más sugerentes de la sección de vulcanología te permite experimentar los efectos de un terremoto en unos grandes almacenes: con un impresionante realismo, tendrás la sensación de sentir literalmente que te falta la tierra bajo los pies, mientras a tu alrededor se derrumban todas las cosas de los estantes. Pero la sección más interesante es la que presenta, literalmente, "el lugar del hombre en la evolución". A partir de la revolucionaria teoría de Darwin, te cuenta la relación de la especie humana con los demás habitantes del planeta, empezando por sus "primos" más cercanos, los grandes simios, con los que compartimos más del 90 % del código genético.
En la segunda planta llegas a una escalera mecánica que atraviesa un globo terráqueo: es la zona dedicada al planeta. En una de las galerías, con una reconstrucción de los ambientes naturales y los modificados por el hombre, reflexionarás en torno a cuestiones urgentes sobre el futuro de la Tierra.
Junto al museo te recomiendo una visita al Darwin Centre, que se puede visitar en grupos guiados. Es una colección increíble y algo macabra de animales conservados en frascos de vidrio, con los tipos de especímenes recogidos por Charles Darwin, a partir de los cuales elaboró el célebre tratado El origen de las especies. Entre las piezas más destacadas de la colección se encuentra el impresionante calamar gigante con tentáculos de ¡casi nueve metros de largo!
Un complemento indispensable de tu visita es el Museo de Ciencias, situado en las proximidades y dedicado al progreso científico y tecnológico. Verás la maravillosa sección dedicada a las 150 innovaciones más importantes del mundo moderno, desde la locomotora de vapor a la nave espacial. Te encantará igualmente la colección de modelos navales.
CURIOSIDAD: uno de los animales extintos que puedes ver en el museo es el famoso dodo, que figura entre los personajes de Alicia en el país de las maravillas. Parece que el autor, Lewis Carroll, que se llamaba en realidad Dodgson, se representó a sí mismo en el dodo, porque cuando se presentaba tartamudeaba debido a su timidez, diciendo: "Do-Do-Dodgson". ¡Típico humor inglés!