Después de admirar las esculturas de los siglos XIX y XX expuestas en la Duveen Gallery, dedicándoles una especial atención a las grandes figuras de Henry Moore, dirígete a la izquierda.
Empezaré diciéndote que durante muchos siglos, la escuela artística británica consistió en los grandes artistas "continentales" que eran llamados para trabajar en la corte inglesa. En estas primeras salas puedes seguir los inicios un poco inciertos de pintores locales de las épocas Tudor e isabelina, entre los siglos XVI y XVII, sobre todo en el campo del retrato aristocrático, que encontrará un firme y continuado modelo en el gran maestro flamenco Anton van Dyck.
Mientras tanto, comienza a afirmarse el otro gran género pictórico predilecto de los británicos, el paisaje. También en este caso los primeros puntos de referencia son artistas continentales, especialmente los paisajistas holandeses, así como maestros franceses como Poussin y Claude Lorrain, muy apreciados entre los coleccionistas ingleses.
Con la extraña y fascinante figura de William Hogarth, a principios del siglo XVIII, se impone finalmente una escuela artística inglesa auténtica y original.
La segunda mitad del siglo XVIII es para la cultura inglesa la llamada "edad de la confianza". Surge la figura del gran retratista sir Joshua Reynolds, que en 1768 funda la Royal Academy, clave para el desarrollo de una floreciente escuela de retratistas, que incluye también a algunos talentos provenientes de Estados Unidos. Pero aquí también puedes admirar las obras del otro protagonista de la segunda mitad del siglo XVIII, Thomas Gainsborough, capaz de combinar el retrato con una aguda percepción de la atmósfera del paisaje inglés.
Como podrás ver aquí en la Tate, la acuarela es quizás la técnica más apreciada por los ingleses. Resulta espontáneo asociarla con las románticas señoritas de época victoriana, pero no te olvides de que la acuarela también fue utilizada por los principales paisajistas, llegando a su máxima expresión con William Turner. Por su delicadeza, las acuarelas no se pueden exponer de manera permanente, por lo que se presentan en forma de exposiciones temporales.
CURIOSIDAD: Joshua Reynolds fue un artista sorprendentemente prolífico: por ejemplo, en su diario están registradas todas las poses realizadas en el año 1757, el número es realmente increíble: fueron 677, ¡un poco menos de dos al día!
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