Inconfundible por su grandeza, el Edificio del Estado Mayor, situado frente al Palacio de Invierno, se identifica inmediatamente por su fachada, que se divide en el centro por un arco de triunfo rematado por una enorme escultura que representa un carro tirado por seis caballos. En un ala de este edificio, diseñado por el arquitecto italiano Carlo Rossi alrededor de 1820, se exhiben, desde 2015, todas las obras de arte moderno europeo, principalmente pinturas impresionistas y postimpresionistas, lo que convierte al Hermitage en uno de los museos más importantes del mundo, cuya colección alberga obras maestras realizadas entre los siglos XIX y XX.
Además de las obras de los artistas europeos más importantes, como Monet, Renoir, Gauguin, Van Gogh, Friedrich, Pissarro y Picasso, el museo también custodia algunas obras vanguardistas rusas, entre las que se encuentran algunos de los trabajos de Kandinsky. Cabe señalar que la mayoría de las obras proceden de importantes colecciones privadas adquiridas después de 1917, entre ellas las de Sergei Schukin y las de los hermanos Morozov, que tienen una galería en su honor.
En las salas que llevan el nombre de Carl Fabergè, descubrirás objetos preciosos creados por los joyeros más famosos de San Petersburgo en oro, plata y piedras semipreciosas, como pitilleras, portarretratos, iconos y joyas. La obra maestra absoluta es una reproducción a escala 1:10 de las joyas de la corona imperial rusa, gracias a la cual su autor, Fabergè, se proclamó uno de los mejores joyeros de la época.
Las salas ocupadas originalmente por el conde Karl Nesselrode, ministro de Asuntos Exteriores en el siglo XIX, muestran una fascinante exposición sobre el arte en la época de los grandes imperios europeos, Francia, Rusia, Austria y Prusia, que tenían un elemento en común en sus escudos de armas: el águila. Aquí, entre preciosos tapices, muebles de época, objetos de bronce y plata, se puede revivir el esplendor de las cortes más importantes.
Más adelante te hablaré de algunas de las pinturas más famosas que se conservan en el Palacio.
Curiosidad: desde 1747, el Hermitage es, quizás, el único museo del mundo que alberga su propia colonia de gatos. La emperatriz Isabel, hija de Pedro I el Grande, quería tener gatos para cazar ratones, que suponían uno de los peores peligros para las obras de arte. Hoy en día, ya no deambulan por los pasillos del museo, sino que están bien alojados y cuidados en el sótano, pero es posible que te encuentres con alguno en los patios.