HERMITAGE

Leonardo Madonna Benois Y Litta Sala 214

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Audio Guide length: 2:50
español Idioma: español
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La Madonna Benois es una de las primeras obras que Leonardo realizó tras 10 años de aprendizaje en el taller de Verrocchio. Se trata de un óleo que data de entre 1478 y 1482 que debe su nombre a la familia Benois, la última en poseerlo antes de que fuera vendido en 1914 al Hermitage.

Como puedes ver, la Virgen con el Niño Jesús en sus brazos está representada dentro de una habitación oscura, apenas iluminada por una ventana desde la que se puede ver el cielo. María sostiene a su hijo sobre sus rodillas, mientras este intenta coger la flor que su madre tiene en la mano: sus cuatro pétalos simbolizan su destino en la cruz. La joven María sonríe mirando la tierna torpeza de su hijo, en un ambiente de serena familiaridad. De hecho, Leonardo evita seguir los patrones tradicionales y trata de representar una escena más auténtica, especialmente reconocible en la fisonomía realista del Niño, retratado con las desproporciones típicas de los bebés. Leonardo utilizó una técnica pictórica característica de su estilo llamada «esfumado», sfumato por su nombre en italiano, que utilizó sobre todo con la pintura al óleo para desdibujar los contornos de las figuras, aplicando finas capas de pintura una sobre la otra.

Ahora, pon el audio en pausa y vuelve a reproducirlo cuando estés delante de la Madonna Litta.

Se trata de una pintura al temple realizada por Leonardo en 1490 en Milán. En este caso, el nombre también proviene de la familia que lo poseía, los Litta, quienes vendieron el cuadro al zar Alejandro II por una cantidad que hoy equivaldría a 2,5 millones de euros.

Según algunos estudiosos, el cuadro podría ser una copia del original realizada por uno de los discípulos de Leonardo, pero no hay nada cierto.

La Virgen está representada amamantando a Jesús, también en este cuadro en una habitación oscura, pero con dos ventanas abiertas en el fondo. Si te fijas, aquí también se usa la técnica del esfumado, aunque aquí las figuras están pintadas con colores bastante vivos, como en las últimas obras de Leonardo. Quizás parezcan menos realistas que en la Madonna Benois, la pose es menos natural, pero desde un punto de vista estético, los personajes parecen más bonitos, ¿no crees?

 

Curiosidad: la familia Benois decidió vender su pintura al Hermitage aunque le dieran mucho menos dinero del que valía solo para que esta obra maestra permaneciera en Rusia.

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