En esta sala se encuentran dos obras maestras de Rafael Sanzio: la Madonna Conestabile y la Sagrada Familia con San José Imberbe.
Ahora pon el audio en pausa y acércate hasta la Madonna Conestabile.
¡Sí!, es ese pequeño cuadro redondo de solo 18 cm de diámetro que se conserva en su espléndido marco original.
La obra, realizada alrededor de 1504, toma su nombre de la familia Conestabile de Perugia, a quien se la compró el zar Alejandro II de Rusia en 1869 para regalársela a su esposa, María Aleksandrovna. Desde la muerte de la zarina, en 1880, la obra se encuentra expuesta en el Museo del Hermitage.
En el centro del lienzo se puede ver a la Virgen con el Niño en sus brazos mientras hojea un libro. María está vestida con una túnica roja y envuelta en una capa azul, su color simbólico. Fíjate en sus ojos: se dirigen hacia Jesús en una actitud absorta, maternal, pero llena de melancolía. Quizás, en el libro, la Virgen esté leyendo la profecía que revela la trágica muerte de su hijo. El paisaje, con las montañas nevadas al fondo y los árboles desnudos, contrasta con la verde pradera que sugiere el renacimiento de la primavera.
Ahora pon el audio en pausa y vuelve a reproducirlo cuando estés delante de la Sagrada Familia con San José Imberbe, de 1506.
Además del tamaño y la forma del cuadro, hay otras diferencias con respecto a la obra que acabas de ver. En primer lugar, la escena se desarrolla en una habitación y no al aire libre. En el centro, el niño Jesús sigue en los brazos de María pero, a la izquierda, también aparece un viejo San José, extrañamente retratado sin la típica barba, tal vez para retratar los rasgos del cliente. El espectador queda especialmente impresionado por el enigmático cruce de miradas entre los tres personajes: José mira a Jesús con el ceño fruncido, mientras que María tiene una expresión resignada y Jesús, vuelto hacia su madre, parece tener miedo de José. En este trabajo, Rafael también ha prestado más atención a detalles como el peinado de María, que es más complejo, y a las vestimentas.
Curiosidad: cuando, en 1881, la imagen de la Madonna Conestabile se pasó de la tabla de madera sobre la que se pintó originalmente al lienzo actual, se descubrió que, en la versión original, la Virgen contemplaba una granada, símbolo de la Pasión, en lugar de un libro.