El gran lienzo que estás viendo es El retorno del hijo pródigo, inspirado en una parábola del Evangelio de Lucas, y se trata de una de las últimas obras del gran maestro holandés Rembrandt.
El tema principal de la obra es el perdón y, conociendo la vida turbulenta del artista, caracterizada por vaivenes de éxitos y fracasos, se podría pensar que hacer esta obra fue la forma del artista de pedir perdón a Dios por los muchos pecados cometidos.
Los protagonistas de la historia son un padre y sus dos hijos. El mayor es fiel a su padre y cumple con todos sus deberes, mientras que el más joven, egoísta, después de haber reclamado su parte de la herencia por adelantado, abandona a la familia y lo despilfarra todo.
La escena representa el epílogo de la parábola, es decir, el regreso del segundo hijo, dispuesto a pedir perdón más bien por necesidad que por verdadero arrepentimiento. En el cuadro se pueden ver seis figuras, pero solo los tres protagonistas destacan gracias a la luz, que las resalta.
Fíjate en la habilidad de Rembrandt para expresar los diferentes sentimientos de los personajes: la compasión en el rostro del padre, que abraza amorosamente a su hijo pequeño, y la indignación y el rencor en la expresión del hijo mayor.
Ahora fíjate en la vestimenta de los tres hombres: el padre y el primogénito llevan un manto rojo que indica su condición social, mientras que el hijo menor va vestido con harapos y con los pies sucios pero, curiosamente, lleva una pequeña espada decorada colgada al lado derecho. ¿Por qué conserva su espada? Quizás se debe a que es un símbolo de sus orígenes nobles y no ha querido renunciar a ella porque, en realidad, no quiere renunciar a su familia, a su vida acomodada. Se plantea, entonces, la misma duda que surge al examinar la parábola: ¿este hijo miserable está arrepentido de verdad o actúa por interés, como probablemente sospecha su hermano mayor? Este es precisamente el verdadero significado de la historia: Dios siempre perdona, como un padre amoroso.
Curiosidad: si te fijas detenidamente en las manos del padre, te darás cuenta inmediatamente de que son diferentes. La de tu izquierda es más delicada, casi femenina, la de tu derecha es más grande y más masculina. Indican dulzura materna y rigor paterno, misericordia y justicia, respectivamente.