PETERHOF

Introducción

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El Palacio de Peterhof, que en alemán significa «corte de Pedro», se considera el Versalles ruso, el palacio más bonito jamás construido en toda la nación.

Poco después de haber fundado San Petersburgo, Pedro el Grande planeó construir una residencia de campo, pero tuvo que posponer su construcción debido a la Guerra del Norte, que fue decisiva para imponer la supremacía rusa sobre el Mar Báltico.

Durante la guerra, Pedro se instaló en una modesta casa cerca del actual Palacio de Peterhof para supervisar la construcción de los fuertes de Kronstadt, en la isla de Kotlin y, junto con su esposa Catalina, eligió este lugar para construir la residencia de campo que tanto deseaba.

Después de la victoria de Rusia sobre los suecos en 1714, Pedro comenzó a reunir a un grupo de arquitectos, ingenieros, jardineros y artistas para crear su palacio. El propio emperador ya había dibujado el proyecto de un palacio céntrico, rodeado de un gran parque salpicado de numerosas fuentes, estatuas y cascadas, pero después de su visita a Versalles en 1717, su proyecto se volvió aún más grandioso.

Miles de trabajadores, incluyendo soldados y siervos, participaron en el proyecto para agilizar la construcción del parque y los palacios, y utilizaron materiales de construcción, decoraciones y plantas provenientes, principalmente, de Europa Occidental.

El edificio principal se terminó en 1721 y, dos años más tarde, el 14 de agosto de 1723, tuvo lugar la inauguración oficial del Palacio de Peterhof.

Tras la muerte de Pedro, todos los zares, hasta finales del siglo XIX, contribuyeron a la ampliación del palacio, que hoy cuenta con una superficie de alrededor de 607 000 metros cuadrados. La mayor contribución, sin embargo, la hizo la hija de Pedro, Isabel, quien, entre 1745 y 1755, amplió el Gran Palacio y mandó construir la magnífica cascada que hay en la entrada.

Curiosidad: durante la Segunda Guerra Mundial, unos soldados alemanes ocuparon el Palacio de Peterhof durante tres años. Afortunadamente, se pusieron a salvo más de 8000 objetos entre muebles y obras de arte, además de unas 50 estatuas, aunque el complejo quedó parcialmente destruido por los bombardeos y su restauración duró más de sesenta años.

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