San Petersburgo es una ciudad fascinante que debe su fama y belleza principalmente a su fundador, el zar Pedro el Grande, que la convirtió en capital del Imperio Ruso hasta la revolución comunista de 1917.
La ciudad se fundó el 27 de mayo de 1703 cuando Pedro el Grande inició las excavaciones de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo en la isla de las Liebres, en la desembocadura del río Nevá en el Golfo de Finlandia.
El nombre original de la nueva capital era Sankt Peterburkh, en neerlandés, porque el zar, que había vivido y estudiado en los Países Bajos, era un gran admirador de la arquitectura de Ámsterdam, que inspiró los canales de San Petersburgo.
La nueva capital se convirtió inmediatamente en una gran ciudad, llena de palacios e iglesias, donde se construyó la famosa Avenida Nevsky, la calle principal que la atraviesa.
Tras la muerte de Pedro el Grande, los zares sucesores contribuyeron a la ampliación y al embellecimiento de la ciudad mediante la construcción de algunas de las catedrales ortodoxas más bonitas del mundo, como la de San Isaac o la de Nuestra Señora de Kazán; ostentosas residencias de verano, como el palacio de Peterhof y la Villa de los Zares; y de algunos de los teatros y museos que hoy se encuentran entre los más grandes del mundo, como el del Hermitage.
Cabe señalar que algunos lugares de la ciudad han sido escenario de dramáticos acontecimientos históricos, como la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, que se erigió sobre el lugar en el que el zar Alejandro II perdió la vida en un atentado, o el Palacio de Invierno, frente al cual, en 1905, numerosas personas inocentes fueron asesinadas durante una manifestación pacífica.
San Petersburgo es también el escenario de las novelas de Dostoievski y de Pushkin, así como el templo de la música rusa gracias a compositores como Chaikovski y una ciudad donde, a día de hoy, aún se puede disfrutar de unas vistas inolvidables, de románticos paseos a lo largo de sus canales y de una efervescente vida cultural y social.
Curiosidad: Pedro el Grande encargó la construcción de su capital a arquitectos italianos y franceses, y obligó a miles de hábiles artesanos, campesinos e incluso soldados a realizar duros trabajos. Se dice que hubo cerca de 30 000 muertos entre los trabajadores que, de la nada, erigieron San Petersburgo.
Prepárate para visitar las numerosas maravillas de esta fabulosa ciudad. Te deseamos una feliz estancia.