El Callejón del oro es una calle cerrada y estrecha, situada justo detrás de las torres defensivas, que discurre entre dos arcadas en paralelo a las murallas. En sus preciosas casitas de colores, de los siglos XVII y XVIII, vivieron hace tiempo orfebres y artesanos especializados, proveedores de la corte. Una leyenda afirma que se llama así porque aquí vivían los alquimistas y magos de los que se rodeaba Rodolfo II, que pretendían transformar el metal en oro.
Su laboratorio de alquimia se situaba dentro de la poderosa torre de la Pólvora, del siglo XV, a la izquierda de la catedral, también conocida como «torre de la lamprea», por su parecido con este pez similar a la anguila.
Hoy en día, este callejón es uno de los más populares entre los turistas. Tras las exhaustivas labores de restauración que terminaron en 2011, algunos interiores se decoraron para ilustrar como eran la vida y la actividad de los artesanos. En la casita del número 22 vivió Franz Kafka desde 1916 hasta 1917.
En el exterior, unos magníficos jardines desembocan en el gran Jardín Real, que bordea por completo el lado septentrional del castillo. La depresión toma su nombre de la Hondonada de los Ciervos: Rodolfo II amaba cazar en este lugar e incluso criaba algunos leones.
A lo largo del camino verde, se encuentra la «sala del juego de pelota», y se llega hasta el maravilloso pabellón Belvedere, quizás el mejor ejemplo de arquitectura renacentista en Praga. Lo construyeron arquitectos italianos a mediados del siglo XVI para el emperador Fernando I, y se usaba para las ceremonias de la corte en verano.
El pórtico que bordea el edificio esta coronado por un techo en forma de quilla. En los jardines, que se asoman a modo de galería al centro de Praga, se encuentra la popular «fuente cantante», realizada a mediados del siglo XVI y llamada así por el sonido que producen sus chorros.
Curiosidad: Franz Kafka, autor de la célebre Metamorfosis, en la que el protagonista se convierte en una cucaracha, es el escritor checo más importante y uno de los más famosos del mundo. No obstante, solo escribía en alemán, el idioma de sus padres, a pesar de que nació y vivió en Praga.